Se bloquean tus pensamientos. Cuanto más intentas salir de este círculo vicioso que aprisiona tu cabeza, más te enredas en él. No puedes quitártelo de la cabeza y eres incapaz de pensar en otra cosa.

Los bloqueos mentales pueden ser de muchos tipos, casi como cada uno de nosotros, pero comparten una rueda obsesiva que los autoalimenta y los convierte en inevitables. Desde no encontrar algo que es absolutamente prescindible y dejar todo lo importante por ello, hasta pensar que alguien nos responde mal porque está enfadado con nosotros, para descubrir más tarde que tenía el niño malo y no durmió en toda la noche. Este tipo de pensamientos tienen algo en común: nos paralizan y no nos permiten seguir funcionando.

Son muchas la técnicas útiles que podemos usar para conseguir zafarnos de este círculo vicioso. Aunque, en muchas ocasiones, puede ser necesario acudir a un profesional de la psicología para empezar a aplicarlas. En otras, podemos intentar algunas de estas:

No respondas: lo primero que hacemos cuando tenemos un pensamiento de estas características es responder con lógica a él. Racionalizándolo pensamos que lo podemos acallar. Pero de hecho lo que conseguimos es darle más fuerza. Le damos una oportunidad para debatir, y nos responde. Cuanto más lo analizamos, más atención le prestamos y más intensidad adquiere.

Intentar abordar estos pensamientos y forzar una solución es lo que se nos antoja como más lógico, pero de hecho focalizarnos en ellos de esta forma es exactamente utilizar las herramientas inadecuadas para este trabajo.

Pasará: si es algo que experimentamos con cierta frecuencia, tenemos una ventaja: los conocemos. Sabemos cuánto pueden durar (minutos, horas o días) y que, tras un tiempo, desaparecen. Si somos conscientes de ello y evitamos actuar de la forma que nos suelen provocar estos pensamientos, podemos intentar "observarlos desde fuera", examinarlos sin juzgarlos y dejarlos pasar. En poco tiempo nuestro cerebro volverá a ser totalmente nuestro.

Es como la rabieta de un niño. Si le prestamos atención, se intensifica. Si no lo hacemos, desaparece cada vez más pronto.

Céntrate en el momento presente: estos pensamientos están basados, principalmente, en el pasado (sentimientos, arrepentimientos, etc.) o se proyectan al futuro. Es raro que nos obsesionemos acerca de algo que está ocurriendo en el presente, precisamente porque estamos demasiado ocupados viviéndolo. Y precisamente ese es el truco. Si nos centramos en lo que tenemos delante, en lo que debemos abordar en el momento presente, difícilmente podremos estar al mismo tiempo preocupados por lo que aconteció hace unos días.

Si hacemos un ejercicio de inmediatez, y nos enfocamos en llevar a nuestros hijos o hijas al colegio o en el recorrido que debemos hacer para llegar al trabajo, conseguimos establecer una competencia en nuestro cerebro que desplaza a estos pensamientos bloqueantes.

Conecta tus sentidos: una magnífica forma de anclar nuestra mente al aquí y ahora -y alejarla de la obsesión de turno- es "encender" nuestros sentidos. Tenemos cinco portales -ver, oler, saborear, tocar y oír- que nos pueden trasladar desde el modo hacer al modo ser. Volviendo al momento "traslado al colegio", si nos obsesionamos en que vamos a llegar tarde, que va a haber mucho tráfico o que anoche se rompió la lavadora, estaremos perdiendo preciosos momentos de comunicación con nuestros hijos, irrepetibles en muchos casos. Y esto lo digo por experiencia.

Haz otra cosa: si puedes, distráete con cualquier otra actividad. No es necesario que sea algo muy ambicioso. De hecho es mejor algo que implique algo de esfuerzo físico o trabajo manual. Pintar el baño puede valer, así como salir a caminar o hacer un puzle.

Con esto tratamos de establecer una competición con el pensamiento repetitivo que nos bloquea, de forma que evitemos dedicarle tiempo a él.

En la mayoría de las ocasiones, cualquiera de estas técnicas, y sus variaciones, pueden ayudarnos a salir de nuestros pensamientos repetitivos. Pero, como todo, requiere práctica, y aún así nos encontraremos de tanto en tanto con una recaída en ellos. No desesperes, se trata de volver al escalón anterior y aplicar cualquiera de las estrategias que te hemos propuesto.

Por último. Como ya hemos destacado al principio, si este tipo de pensamientos es algo que te ocurre comúnmente, sería buena idea buscar ayuda profesional para comenzar con tu cambio.