RESPETO Y SOLIDARIDAD CON LA PALMA

Les voy a confesar que El Cotarro de este domingo iba a estar íntegramente dedicado a la isla de La Palma, para, en tono distendido y humorístico, contarles lo acontecido en el ya tradicional y popular evento anual conocido como el "desembarco de Las Sirenas". Pero por respeto al bueno de Francisco José Santana Álvarez (que en paz descanse), el profesional agente forestal perteneciente a las brigadas de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma, fallecido mientras luchaba contra el fuego, y por solidaridad con todo el pueblo y la ciudadanía palmera, he creído que lo mejor era dejar el reportaje para la próxima semana, con el profundo deseo de que el incendio haya sido totalmente extinguido. Lo comenté con los propios amigos de Las Sirenas y debo decirles que ellos mismos, todos a una, me pidieron que, efectivamente, aplazara su publicación hasta el próximo domingo. ¡Ojalá que la patrona Virgen de las Nieves siga poniendo su mano! y, desde estas líneas, en nombre de Las Sirenas y en el mío propio, todo el afecto del mundo y nuestra total solidaridad para La Palma y la maravillosa gente palmera.

ANÉCDOTA DE JULIO IGLESIAS

Gracias a la amistad y permanente amabilidad de Patricio Feier, director comercial del prestigioso hotel Botánico del Puerto de la Cruz, he tenido conocimiento (siempre a posteriori) de una curiosa y generosa anécdota protagonizada por el veterano cantante Julio Iglesias. El bueno de Julio optó por el Botánico para alojarse junto con todo su equipo, cuando hace unos días estuvo en Tenerife para protagonizar su reciente y exitoso concierto en la capital tinerfeña. En su primera cena en el emblemático restaurante La Parrilla, uno de los magníficos restaurantes del propio hotel, cuando estaba cenando con todo su equipo, Julio Iglesias se fijó en el buen hacer de una camarera que es especialmente querida por todos, dada su profesionalidad y la forma amable y sutil de atender a los clientes. Un desinhibido Julio pidió a su representante que averiguara el nombre de la profesional, para saludarla personalmente y felicitarla por su trabajo.

CHARLA DESPUÉS DE UN CHERNE

Cuando ella (que se llama Josy Olga Ortellado Lozada-Chávez) se acercó, Julio le preguntó que de dónde era, a lo que le respondió que vino de Córdoba (Argentina) y que hace unos doce años había estado en un concierto suyo con su madre, Olga Esther Ortellado, recordándole la fecha exacta. Tanto Julio Iglesias como Josy Olga Ortellado se acordaban perfectamente de la fecha y lugar del concierto y, encima, el artista le comentó que aquel fue, sin duda, uno de los conciertos más entrañables de aquella gira. Estuvieron un buen rato hablando distendidamente de Tenerife y del buen cherne con papas arrugadas que habían cenado, y la encantada camarera le confesó que, al igual que su madre, ella era una "fan" de primera del cantante español. El bueno de Julio Iglesias no dudó en invitar a Josy Olga junto con su madre y ¡¡a todo el equipo del restaurante del Botánico!! a su pasado concierto de Tenerife. La camarera le manifestó que, tanto ella como todos sus compañeros de cocina y sala le quedaban muy agradecidos, pero que su madre no podría asistir al concierto, porque ella sigue residiendo en la localidad argentina de Córdoba.

TODO UN DETALLAZO DE GENEROSIDAD

Y aquí viene el tremendo detallazo de Julio Iglesias. El cantante se "desparrama" de generosidad y le dice que la invitaba también, a ella y a su madre, a sus próximos conciertos en Argentina donde, va estar el 3 de octubre en el "Luna Park" de Buenos Aires y el 6 en el "Superdomo" de Córdoba, dentro de su actual gira mundial. De nuevo Josy Olga se lo agradeció mucho, pero ya le adelantó que será muy difícil asistir, por la distancia y por su trabajo aquí. La respuesta de Julio Iglesias no tuvo desperdicio. Le comentó que él mismo le pagaría los pasajes de ida y vuelta para Argentina, y que hablaría con quien ocupa la dirección del hotel Botánico, el diligente Gustavo Escobar, para que le diera unos días de vacaciones. No sé si Josy Olga se irá unos días a Argentina y disfrutará del concierto junto a su madre, pero no me negarán que el detallazo de Julio Iglesias (quien, por cierto, se quedó encantado con Tenerife y con el exquisito trato recibido en el Botánico) es de valorar y agradecer.

SUGERENCIA DE UNA LECTORA

Una fiel lectora (anónima) de EL DÍA (y concretamente los domingos de El Cotarro) me ha hecho llegar el siguiente comentario que no sé si debería ir dirigido a nuestro obispo, Bernardo Álvarez, o al alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, y que, por su interés y curiosidad reproduzco textualmente: "Paseando por la calle de la Carrera, me paré frente a la Catedral de La Laguna, para contemplar su imagen después de la remodelación. Mi vida de stress no me permite ir normalmente por la calle observando los detalles, pero mi condición de empleada en vacaciones hizo que hoy el paseo fuera un poco más lento". En la observación y contemplación de la fachada principal de la catedral, dice nuestra lectora, "tuve un triste y repentino sentimiento de orfandad. Porque allí ondeaban las banderas de España, Canarias, Tenerife y La Laguna, pero no la bandera del Vaticano". Y yo añado que también la de Europa brilla por su ausencia.

UNA BANDERA QUE FALTA... O DOS

Nuestra amable comunicante comenta que "absolutamente en todas ellas, la bandera del Vaticano nos remitía y recordaba nuestra pertenencia a Roma, nuestra condición de iglesia universal, bajo la protección y venerable representación de nuestro Santo Padre. Tampoco falta la bandera amarilla y blanca del Vaticano en todas las iglesias de Roma. Hace unos años, también en Estados Unidos, comprobé que nunca falta en una iglesia que se define católica, la citada bandera". Nuestra religiosa y vaticanista lectora se pregunta: "¿qué pensarán tantos turistas italianos, americanos, polacos, que nos visitan, cuando se percatan, como yo hoy, de que falta ese signo que repito, nos recuerda nuestra condición de iglesia universal, y nuestro sagrado vínculo con el Vaticano?" Y termina manifestando: "Me gustaría sugerir que se hicieran las gestiones oportunas y se pidieran los permisos necesarios para que en la fachada de nuestra Catedral de la Laguna ondee también la bandera amarilla y blanca del Vaticano". Mensaje recibido y opinión y sugerencia publicada. Ahora, no sé si nuestro obispo Bernardo Álvarez, o el alcalde lagunero, José Alberto Díaz, "recogerán el guante" y pondrán la bandera del Vaticano y, de paso, también la de Europa. Amén.

josecarlosmarrero@elcotarro.com