Álex García Peña (Bilbao, 24/9/84), uno de los seis fichajes realizados por el CD Tenerife este verano para su primera plantilla, repasa la trayectoria deportiva que siguió hasta su reciente incorporación al equipo blanquiazul. En el camino, cuatro fases de ascenso sin el desenlace deseado o la decepción de no hacer carrera en Primera, tras una fugaz experiencia en la máxima categoría y el privilegio de ser profesional con el Athletic. Pero el extremo no se rinde. Presiente que el fútbol le reserva una satisfacción a modo de compensación.

Vizcaíno de nacimiento, pero canterano del Racing.

Nací en Bilbao. A los diez años, por motivos laborales de mi padre, nos fuimos a Beranga, un pueblo de Cantabria. Ahí fue cuando el Racing me firmó en juveniles por tres años. Y luego estuve otros tantos en el equipo filial.

Son seis campañas con el techo del debut con el primer equipo.

Sí, en aquella época coincidí con Vitolo. En la temporada 2005/2006 debuté en la Copa del Rey ante el Burgos y en Primera, contra el Sevilla en El Sardinero. Jugué en Liga un 22 de enero. Luego, a las dos semanas me rompí un hueso del pie, el quinto metatarsiano.

¿Cómo ocurrió?

En un salto. No recuerdo si fue entrenando o jugando, pero sí que fue a las dos semanas de debutar.

¿Qué imagen le quedó del estreno en la Primera División?

Recuerdo que salí en la segunda parte. Es algo que jamás olvidaré. Tengo los dos partidos grabados perfectamente. En la Copa del Rey perdimos por 1-0 con un gol de Aguilar, un central que tenía el Burgos. Marcó en el minuto 90, de cabeza. Y en la Liga, íbamos perdiendo 1-3 con el Sevilla cuando salí al campo. Jugué los últimos minutos de lateral defendiendo a Jesús Navas. Me cambié la camiseta con él. No me olvidaré nunca.

¿Siempre fue extremo?

Durante mi formación jugué en ese puesto, pero en el filial me pusieron unos veinte partidos como mediapunta. Lo normal era que estuviera por la izquierda.

Mencionó antes a Vitolo.

No tuvimos mucha relación, porque yo jugaba con el "B" y él había sido contratado para el primer equipo. En aquella etapa, subía a entrenar dos o tres veces con los profesionales. Tampoco disfrutaba de la convivencia con ellos.

En aquella plantilla había otro tinerfeño, Ayoze Díaz.

Creo que la razón por la que me pusieron de lateral en mi debut en Liga fue por una lesión de Ayoze. O algo pasó con él en ese partido.

Entonces, también sabe lo que es jugar en la defensa.

Jugué bastante ahí en el Badalona, porque se lesionó el compañero que era titular habitual en esa demarcación, César Soriano. Estuve unos quince partidos como defensa y la cosa salió muy bien. No tengo problemas en jugar atrás, pero mi trayectoria ha sido de interior o de extremo.

¿Cómo se produjo su fichaje por el Athletic? ¿Cuál fue la clave?

Me encontraba en la rehabilitación de aquella lesión que sufrí en el pie. Surgió todo muy rápido. El Racing me propuso la renovación, pero también me llamó el Athletic. Cuando se lo comenté a mi representante, nos reunimos en mi casa. Imagínate la emoción de que un equipo como el Athletic se fijara en mí para firmar por tres años con el primer equipo. Yo era aficionado del Athletic porque mi padre me llevaba a San Mamés siendo un niño. Casi todos a esa edad son del Real Madrid o del Barcelona, pero yo nací y viví allí, y es lo que vi de pequeño, así que me quedó lo del Athletic. Luego continué como seguidor y de esa situación pasé a jugar con ellos. Por circunstancias bajé al filial después de hacer la pretemporada con los mayores. Pero era profesional.

¿Qué tipo de circunstancias?

Firmé estando Clemente de entrenador, pero él duró cuatro días. Fueron años malos. No es que el equipo pasara apuros para evitar el descenso, pero sí es verdad que era un Athletic de mitad de la clasificación para abajo. A los cuatro o cinco días de llegar, echaron a Clemente. Vino Sarriugarte, hicimos la pretemporada unos 30 jugadores y en el momento de iniciar la Liga, me propusieron unirme al filial porque en el primer equipo no iba a tener minutos. Decidí bajar. Luego llegué a entrenar con el primer equipo alguna vez, pero no pude debutar en la competición. Entonces, cuando estábamos acabando la Liga en Segunda B, me lesioné. Había tenido un problema anterior por un accidente de tráfico. Luego, al recuperarme tuve otra lesión en la rodilla. El final de aquella temporada fue un caos. Al iniciar la siguiente campaña hubo cambio de presidente y de entrenador, y al estar lesionado, no pude realizar la pretemporada en las mejores condiciones. Había jugado bien con el filial, pero el club me planteó salir cedido al equipo que surgiera. También me dieron la opción de darme la baja y marcharme al Villarreal, que estaba bien en aquel momento. Y es lo que hice.

No fue duradera su experiencia en el Villarreal. ¿Qué pasó?

Es que tuvimos cuatro entrenadores en esa temporada. Acabamos con Garrido y no me apetecía seguir con él. No fue por algo personal, sino porque él no contaba conmigo. Me salió la oportunidad de salir al Jaén y me marché. Fue mi primer año con Carlos Terrazas. En Jaén todo salió muy bien, salvo que en la última eliminatoria de ascenso a Segunda División nos cruzamos con el Villarreal B y, encima, subieron ellos.

Aquel fue un Real Jaén en el que Dani Hernández batió récords.

Estuvimos unos ocho partidos ganando y sin encajar goles. Creo que Dani fue el Zamora de todas las categorías. Completó una temporada espectacular. Paró siete u ocho penaltis. Todo fue bien, salvo en el último partido de la promoción. Teniéndolo todo a favor, perdimos por una acción desafortunada ante el Villarreal B.

En su segunda temporada en el Jaén tuvo a Cervera como técnico.

Llegó a finales de agosto, porque Terrazas dejó el cargo después de caer en la Copa del Rey. Cuando todo parecía un caos y después de estar varios meses sin cobrar y pasándolo mal, el equipo dio la cara y jugamos la promoción. Ese año nos eliminó el Barcelona B, otro filial en el que estaban Nolito y toda aquella gente.

¿Cómo le fue luego en el Éibar?

Me marché del Jaén y tres temporadas después, fue el Jaén el que subió. Con el Éibar acabamos primeros de grupo. Nos eliminó el Sabadell en la ronda de campeones y luego caímos ante el Alcoyano. Subieron los dos. Me marché del Éibar y a los dos años subió a Segunda y luego a Primera.

Con el Badalona también disputó una fase de ascenso.

Aquel equipo fue diseñado para estar arriba, pero no lo conseguimos hasta casi el cierre de la Liga. No había manera de ganar dos partidos seguidos, pero al llegar a las cinco últimas jornadas nos vimos obligados a sumar todos los puntos para entrar en la promoción, y lo conseguimos. Nos clasificamos como cuartos y nos tocó el Tenerife. En el partido de ida lo hicimos muy bien. Nos pusimos 1-0 y tuvimos ocasiones para marcar más, pero en el último minuto empató Zazo de cabeza. En la vuelta no estuvimos tan bien. Llegamos a estar con 2-1 y la opción de empatar. Hubo un momento en el que estuvimos a punto de clasificarnos, pero encajamos el tercer gol en un contragolpe y pasó el Tenerife.

¿Fue su primera visita al Heliodoro Rodríguez López?

Sí. Los recuerdos del estadio que tengo son ese 3-1 con el Badadona, un 3-0 con el Mirandés en la temporada 2015/2016 y el 1-0 de la campaña anterior. Como visitante no he logrado nada. Como local espero que la racha sea otra.

Del Badalona al Guadalajara, donde tampoco hubo un final feliz.

Salvamos la categoría deportivamente en Segunda, pero al iniciar la siguiente pretemporada, sobre el 1 de agosto, nos dijeron que el equipo había bajado por razones administrativas. Encima, en el último partido en casa, jugando contra el Lugo, me rompí la cara y estuve 60 días sin poder entrenar. Fue en un remate de cabeza. Choqué contra el defensa. Al caer, quedé inconsciente en el aire y al golpearme contra el suelo me rompí lo que no me había roto de la mitad de la cara. En el Guadalajara me pidieron que siguiera, pero dadas las circunstancias, preferí no hacerlo. Me marché a casa a esperar y me salió la opción del Sestao. Empecé a entrenar con ellos, aún sin poder jugar por tener que llevar una máscara. Coincidí con un buen grupo y me sentí tan a gusto, que quise seguir. Además, no me había salido ninguna oferta de Segunda. El equipo quedó campeón y marqué bastantes goles (10). Los objetivos se consiguieron en lo personal y en lo colectivo, aunque no pudimos alcanzar el ascenso.

Ya son unas cuantas promociones de ascenso sin éxito.

Con el Jaén, el Éibar, el Badalona y el Sestao. Perdí dos finales de campeones de grupo y otras dos de la fase de promoción.

Su profesión le debe algo.

Siempre he dicho que el ascenso que me espera tiene que ser muy especial, y creo que puede ser aquí.

Al hacer balance, ¿llega a la conclusión de que tuvo mala suerte?

No creo mucho en la suerte. Seguí el camino que me tocó, y no sé si ha sido bueno o malo. Estoy contento con lo que estoy haciendo y con lo que aún puedo lograr. Voy a pelear para dar todo de mí y llegar a lo más arriba posible.

Y cuando parecía tocar fondo, llegó de nuevo Carlos Terrazas.

Con este entrenador coincidí por primera vez tras una mala temporada en el Villarreal. En el Jaén, la temporada fue muy buena. Disfruté mucho de ese año y el equipo estuvo arriba. El hecho de que luego me llamara para volver a Segunda con el Guadalajara, me marcó un poco. Luego salí un poco mal de Sestao por haberlo dado todo y haber perdido la eliminatoria de ascenso con el Albacete. Ese final me dejó la moral un poco tocada. Durante el verano me llamó otra vez Carlos Terrazas y no tuve dudas. Los dos años en el Mirandés fueron muy buenos. Por eso ahora estoy en el Tenerife.

¿Al acabar la temporada 2015/16 tuvo claro que no iba a cumplir un tercer curso en el Mirandés?

Me ofrecieron renovar, pero en las primeras semanas después de la Liga surgió la propuesta del Tenerife. Lo vi como una oportunidad única para mí. En pocos días tomé la decisión de venir.

¿Una oportunidad única?

Si a cualquier jugador le proponen venir aquí, lo valora. Todos sabemos cómo es la afición, cómo es el club, lo que mueve... Es una oportunidad para que un jugador pueda progresar. No lo dudé.

¿Lo que se ha encontrado se ajusta a lo que esperaba?

Siempre quiero mejorar y estar lo más arriba posible, y para eso tienes que rodearte de buenos profesionales. Y me he dado cuenta de que eso es algo que hay aquí.

¿Qué le ha llamado la atención?

Lo que mueve el Tenerife, la prensa... En mi primer día en la Isla, al bajarme del avión me encontré con periodistas en el aeropuerto. Es algo que no me había pasado.

¿Es algo que le incomoda?

Es algo que motiva e ilusiona. Es un síntoma de que estoy progresando en mi carrera. Más que perjudicar, es una circunstancia que beneficia a un profesional.