El viento y el calor sentido en la parte continental de Portugal y en el archipiélago de Madeira seguían hoy alimentando la oleada de fuegos que azota el país, en una jornada en la que el Gobierno luso reprochó la escasa solidaridad europea.

Con el terrible incendio de Funchal, capital de Madeira, en vías de controlarse, pero con el centro y norte del país asolados por grandes y pequeños fuegos, la ministra de Interior de Portugal, Constança Urbano de Sousa, lamentó que la mayoría de los socios de la Unión Europea (UE) no hayan respondido a la petición portuguesa.

"Esperaba más solidaridad de los socios europeos", manifestó Urbano de Sousa, un día después de que se accionase el mecanismo europeo de protección civil para reforzar el combate a las llamas, que incluye la cesión de aviones y helicópteros.

De momento solo han respondido al llamamiento luso dos socios europeos: España (al abrigo de un acuerdo bilateral), con dos aviones anfibios Canadair, e Italia, con otro.

La ministra elogió, en cambio, la pronta ayuda prestada por países que no pertenecen a la UE, como Marruecos.

"Ayer (miércoles) por las noche, a las 19.30, hablé con el ministro de interior marroquí y esta mañana ya estaban dos Canadair marroquíes operando en Castelo de Paiva" (distrito de Aveiro, norte), comentó la ministra.

La oleada de incendios forestales, que se intensificó desde el pasado domingo en la parte centro y norte del país, ha provocado la evacuación de numerosas aldeas (la última Arcos de Valdevez), el corte de carreteras y la hospitalización de decenas de personas por inhalación de humos.

El primer balance provisional publicado por el "Diário de Notícias" señala que del 1 al 9 de este mes se han quemado 25.738 hectáreas, área que supera con diferencia la cifra de años enteros, como 2007, cuando se calcinaron 16.605 hectáreas; 2008, con 14.410, y también 2014, con 19.700 hectáreas ardidas.

El fuego más grave sigue siendo el de Funchal, el que ha provocado la muerte de tres vecinos, el desalojo de un millar y la hospitalización de centenares de personas, sobre todo por inhalación de humo, aunque hay una en estado grave por quemaduras.

Con las llamas más lejanas del núcleo urbano, el ayuntamiento de la capital madeirense ha divulgado un primer balance por el que se estima que serán necesarios al menos 55 millones de euros para paliar los primeros destrozos, como la calcinación de al menos un centenar de viviendas, de un centro comercial y de un hotel de lujo.

Después del presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, el primer ministro portugués, António Costa, llegó hoy a Funchal para evaluar los daños causados por el incendio y expuso que una de las metas es recuperar la confianza de los miles de turistas que visitan la isla.

"Es necesario pasar a la fase siguiente, que es la de la reconstrucción, la de volver a la normalidad y restablecer la confianza en todo el mundo con Madeira como gran destino turístico de calidad y seguridad", dijo Costa nada más aterrizar en la isla.

En la reconstrucción de la turística Funchal también colaborará el hijo predilecto de la ciudad, el futbolista del Real Madrid Cristiano Ronaldo, quien ayer miércoles anunció que prestará ayuda financiera.

Además de Madeira, los incendios azotan el territorio de Portugal continental, donde permanecen activos 150 fuegos, la mayoría en regiones del centro y norte del país.

De ellos, quince están catalogados como graves, casi todos en el norte, en los distritos de Aveiro, Viana do Castelo, Braga, Vila Real, Oporto y Viseu.

Uno de ellos está muy próximo a la frontera española de la región de Galicia, el de Vila Nova de Cerveira, donde tratan de combatir las llamas 300 efectivos y un centenar de vehículos.

Sin embargo, los más graves fueron los de Águeda (Aveiro), Sartarém (noreste de Lisboa) y Arcos de Valdevez, junto al santuario natural del parque Peneda-Gerês, próximo a Galicia.

Para combatir los 150 incendios activos esta tarde en el Portugal continental hay desplegados 5.975 efectivos humanos, al menos 1.400 vehículos terrestres y 52 medios aéreos (cinco de ellos procedentes de España, Marruecos e Italia).

El comandante de la Protección Civil lusa, José Manuel Moura, auguró que aún quedan días difíciles por el viento y el calor.