Un tanoréxico nunca está satisfecho. Su tono de bronceado siempre es insuficiente, así que aprovecha el sol durante todo el año o acude a las cabinas de rayos uva para estar más y más moreno porque sufre un trastorno de su propia imagen y, a menudo, tiene depresión y ansiedad. La tanorexia es una dismorfofobia, es decir, una alteración de la percepción que uno tiene de sí mismo.

En España, son diagnosticados 5.000 nuevos casos de cáncer de piel cada año y su incidencia aumenta un 7%, según la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV). La mayor parte están relacionados con la excesiva o inadecuada exposición al sol.

Aunque no existen datos concretos de incidencia de este trastorno, la psicóloga experta en adiciones y ansiedad Cristina Mae Wood explica a Efe que podría afectar a cerca del 1% de la población en general. Son adictos al bronceado, un problema que se agrava si no son conscientes de ello y de las consecuencias, como el riesgo de cáncer de piel. "No se ven lo suficientemente morenos, nunca es suficiente", y cuando se ponen frente al espejo se ven pálidos, asegura Mae Wood. Y es un trastorno que afecta mucho más a mujeres que a hombres, según la psicóloga, aunque difícil de cuantificar.