Muchas veces es necesario recurrir a autenticos juegos de malabares para llegar a captar el interés de un público que estos días, por ejemplo, se encuentra por sorpresa con una playa de arena rubia en el patio de Las Palmeras del Museo de la Naturaleza y el Hombre (MNH) de Santa Cruz de Tenerife. "La excusa es la proyección de una película o un concierto, pero si con ello conseguimos atraer a los más curiosos ya hemos ganado algo", sostiene Amaya Conde, consejera delegada de museos del Cabildo, antes de ejercer de pitonisa. "Estoy segura de que la persona que viene por primera vez se acaba quedando para disfrutar con el contenido del museo en su máxima plenitud", argumenta en torno a una actividad que está sujeta a mútiples valoraciones. Conde desconoce los motivos reales que han creado una "desconexión" entre los ciudadanos y los museos, pero es optimista con el trabajo que se está realizando por parte de la institución insular. "Disponemos de unos centros que tienen una calidad contrastada, los visitantes valoran muy positivamente lo complicado que resulta crear una programación de actividades -como es el caso del "MusaLusa"- en paralelo con la función de divulgación de conocimientos que marca el día a día y el trabajo de base que realizamos con los escolares es fundamental para generar un tejido museístico sólido", analiza en el transcurso de una entrevista en la que se admiten errores en las dos partes: la que debe difundir unos contenidos y la que se resiste a consumir una oferta de primer nivel.