El Tenerife empezó perdiendo fuera de casa por cuarta vez consecutiva. Quitando el accidentado estreno del pasado curso en Soria ante el Numancia (6-3), también ha repetido resultado: 1-0 ante el Alcorcón (13-14), la Ponferradina (14-15) y el Córdoba (16-17). En esta ocasión, topó con otros dos muros estadísticos: nunca ha ganado en campo blanquiverde y tampoco lo ha hecho ante un equipo de José Luis Oltra desde su salida de la Isla en 2010. Pero más allá de los números, la enésima decepción en un estreno tiene explicación. "Nos faltó carácter competitivo", lamentó en voz alta José Luis Martí sobre la primera parte. Desde su llegada en noviembre, casi nunca faltó ese espíritu.

Actitud. No fue el Tenerife agresivo de siempre, el que ahoga al rival y ejecuta una presión alta que permite recuperar la pelota cerca de la portería contraria. "Perdíamos las disputas, las segundas jugadas y los duelos individuales", se quejó el técnico sobre lo acontencido antes del descanso.

Personalidad. Los blanquiazules quisieron, pero no pudieron reaccionar después del 1-0. A menudo parecieron un conjunto empequeñecido, incapaz de mostrarse mandón en el partido. "No tuvimos el control", reconoció el técnico que se encomendó al trabajo para "pensar más rápido en el campo" y atreverse a hacer más cosas.

Problemas de circulación. El cuadro insular se reencontraba con el balón muy atrás, lo que ya le restaba posibilidades de hacer daño y, por si fuera poco, tampoco estuvo demasiado atinado. Con los hombres ofensivos demasiado alejados, ni Vitolo ni Aitor Sanz supieron desplegarse como necesitaba su equipo. "La circulación fue lenta y no fuimos capaces de generar peligro teniendo la posesión del balón y con el rival en su propio campo", decía Martí al respecto. Ni siquiera fue suficiente la cara mostrada en la segunda mitad. "Mejoramos, pero tampoco tuvimos muchas opciones", admitió Suso.

El balón parado. Volvió a encajar un gol en un córner el Tenerife, algo que se convirtió en una auténtica pesadilla durante el pasado curso. La solución pasa por "estar concentrados para que no se repitan estas cosas". La cuestión es un quebradero de cabeza para el cuerpo técnico que, aparte de contar con una plantilla que no es especialmente alta, no encuentra la manera de mantener la tensión en los suyos para evitar acciones como la del gol de Alfaro.

Las ausencias. Es verdad que faltaban los delanteros titulares, Choco Lozano y Nano. "Son dos jugadores que marcan la diferencia", comentó Suso que luego no quiso usar esto como excusa. Pero el caso es que un Tenerife sin los 24 goles que aportaron estos dos futbolistas la pasada campaña es menos Tenerife. El capitán fue uno de los afectados. Jugó como delantero, no estuvo fino... ni se le aprovechó donde de verdad hace daño: en la banda.