Bruselas y Lisboa pusieron hoy fin a la incertidumbre sobre la estatal Caixa Geral de Depósitos (CGD) y aprobaron una recapitalización de hasta 4.600 millones de euros que no afectará al déficit luso, aunque sí obligará a rectificar el presupuesto.

"Es muy buena noticia para la Caixa y para todo el sistema bancario portugués (...) La Caixa se mantendrá 100 % pública y más fuerte para cumplir con su misión" de apoyo y financiación a la economía portuguesa, afirmó hoy el ministro de Finanzas, Mario Centeno.

Centeno explicó en rueda de prensa cómo será la recapitalización del principal banco portugués, en la que también se abordó el polémico plan de reducción de trabajadores.

Según palabras de Centeno, se realizará con bajas de "mutuo acuerdo y jubilaciones anticipadas", pero sin especificar ni cuántas ni dónde.

El ministro portugués presentó el plan como "una inversión pública" que incluirá tres vertientes.

El Estado inyectará 2.700 millones en la entidad, que no afectarán al déficit al no considerarse ayuda pública, y le transferirá sus acciones en la gestora pública ParCaixa, valoradas en 500 millones de euros.

El banco recibirá otros 900 euros de la conversión en capital de la ayuda que el Estado le había prestado durante los años del rescate financiero en forma de instrumentos de capital contingente ("CoCos") y lanzará una emisión de deuda subordinada para inversores privados para recaudar hasta 1.000 millones más.

La recapitalización "no constituye ayuda de Estado, este acuerdo es innovador en Europa. Creo que es la primera vez que una inversión financiera se trata en estas condiciones", opinó Centeno,

Desde Bruselas, la comisaria europea de Competencia de la Comisión Europea (CE), Margrethe Vestager, explicó que los 2.700 millones no se consideran ayuda pública, porque se realizan "bajo condiciones de mercado", pues hay una previsión de vuelta al Estado "lo suficientemente elevada" como para que también un inversor privado los hubiera aceptado.

Con ello, la recapitalización de la CGD no quedará reflejada en el déficit público del país, lo que supone un respiro para Portugal, que ya estuvo cerca de ser sancionado por Bruselas por no cumplir el objetivo de déficit del año pasado, cuando además tuvo que afrontar la nacionalización del Banif.

A pesar de que no cuenta para el déficit, Centeno dijo que sí se tendrá que modificar el proyecto de presupuesto para "acomodar la inyección de capital" y asumió que la deuda lusa se verá afectada.

"Se va a alterar el nivel de deuda pública portuguesa, pero el Estado sacará provecho de esta inversión", apreció.

El acuerdo todavía tiene que ser formalizado por el colegio de comisarios y lo podrá en marcha una nueva administración que prepara la salida de 2.500 trabajadores.

Centeno no cifró el número de salidas del banco, que emplea unos 16.000 trabajadores entre Portugal y sus sucursales internacionales, pero confirmó la reducción de plantilla para ajustarse a la era digital y aumentar "los niveles de eficiencia".

"El ajuste de trabajadores se hará a través de jubilaciones anticipadas y rescisiones de mutuo acuerdo en un ambiente de cooperación y paz social", comentó el ministro.

La prensa lusa apunta que previsiblemente el negocio de España, donde la entidad tiene 110 oficinas y unos 500 empleados, será uno de los afectados por esos recortes.

"A los trabajadores quiero dejarles un mensaje de confianza y tranquilidad", dijo Centeno.

La Caixa sufrió especialmente las consecuencias de la crisis que golpeó a Portugal y el banco ha presentado abultadas pérdidas por operaciones financieras, aumento provisiones y deterioro del crédito.

La oposición conservadora preguntó hoy al Gobierno socialista sobre cuál será el impacto en las cuentas de esta recapitalización y demandó que determine el número de sucursales y trabajadores que saldrán del banco.