Atesora la experiencia de los que conocen bien el suelo que pisan, pero admite que siempre queda algo por hacer. En su caso, si se pone a tiro, dirigir a la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST). Antes, este domingo, se pondrá al frente de la Agrupación Artístico Musical La Candelaria de Arafo para acometer una de las dos partes del concierto principal de las Fiestas Patronales en honor a San Juan Degollado, San Agustín y San Bernardo. "Un país sin cultura está condenado a la ignorancia", asegura el maestro Enrique García Asensio en el transcurso de una entrevista que nace horas después de cumplir 79 años. "Me siento con ganas de seguir afrontando nuevos retos", precisa el valenciano. Pedagogía, la relación director & músicos, cultura e incluso el fútbol son algunos de los temas que afloran en la conversación. "Soy futbolero y del Valencia, pero estos ya me han regalado el primer disgusto de la temporada", precisa un profesional que dirigió a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, entre otras muchas formaciones, en un periodo de tiempo que fue desde 1962 a 1964.

Un buen director tiene que saber gestionar los egos que habitan en una orquesta. ¿no?

Una vez escuché a uno de mis maestros decir que una orquesta es un león que tiene tantas garras como músicos están sentados en un escenario... Yo, que fui garra de león durante 12 años, también puse verde más de una vez a un director, aunque siempre con razón (silencio). La misión de un director es aunar en una sola inteligencia, que es la suya, las opiniones que confluyen en ese grupo. En realidad, es una especie de dictador, entre comillas, que debe despersonalizar a los músicos para que todos hagan una cosa única. Más que un director, muchas veces es un psicólogo.

¿A un músico también se le conoce de lejos?

Veinte minutos de ensayo me bastan para identificar a un músico nervioso, a un flemático, al que le caigo bien o al que me odia, a quien está intentando hacerlo lo mejor posible pero no da para más o hasta el que podría hacerlo mucho mejor y está pasando. Esa es una información valiosa a la hora de dirigirme a uno u otro músico. A estas alturas de la vida es difícil caer en esos engaños...

¿Un profesional debe afrontrar de manera diferente la dirección de una orquesta o la de una banda?

Técnicamente no hay diferencias. La respuesta sí que es distinta porque son dos instrumentos que tienen unas características propias. Eso es como preguntar: ¿qué toca usted el violín o la viola? Pues una banda y una orquesta son algo parecido, pero, a su vez, distinto. Las obras que han nacido para ser interpretadas por una orquesta y acaban en el repertorio de una banda son problemáticas, pero un director debe saber medir esos riesgos.

¿Y qué papel juega el público en la planificación de un concierto?

Yo siempre digo que los que mejor nos lo pasamos somos los que hacemos la música, es decir, los músicos y yo... El público no está preparado para captar los logros o los fracasos que se pueden conseguir en un concierto. Puede tener los conocimientos para identificar si una obra suena bien o mal, pero no cómo se ha llegado a ese punto. Hay cosas que salen bien en un ensayo y que el día del concierto no.

Para un maestro que ama la pedagogía musical, ¿qué opinión le merece la desaparición de las parrillas televisivas de los programas como el que usted dirigió en TVE, o el que posteriormente acometió Fernando Argenta?

Yo tuve la enorme fortuna de compartir alguna experiencia con Fernando, pero lo que yo hacía en Televisión Española -entre 1976 y 1980- no tenía nada que ver con lo que se hizo después con el "Conciertazo". A un concierto no se puede ir a armar un escándalo. Una cosa es enseñar a amar la música a los niños y otra que hagan el gamberro. Yo no discuto el valor pedagógico de estas iniciativas, pero el concepto era distinto. Argenta lo hacía muy bien, pero yo conseguí que la batuta se convirtiera en el juguete más deseado de los niños de este país.

¿Esas batutas eran un gran estímulo?

Eso y un autógrafo era lo único que se me ocurrió que les podía regalar a los que me hacían una pregunta interesante o respondían correctamente a una cuestión de algo que había explicado antes. Luego me di cuenta que podía ser un objeto peligroso porque con ella le podían sacar un ojo a alguien.

¿Los medios de comunicación han perdido esa visión pedagógica?

Hace tiempo que se perdió, pero ahora se están empeñando mucho más en hacerse la competencia con negocios que únicamente tienen como objetivo competir por un valor económico. Hoy en día es muy difícil captar audiencia haciendo un programa como "El mundo de la música".

¿El escaso valor que se le da a la cultura es una de las rémoras de este país?

En este país nadie nace predestinado para ser músico, pero muchos hablan de fútbol desde que son unos críos. ¿Por qué? El fútbol es una conversación recurrente que está en todas partes. Yo soy muy futbolero. Desgraciadamente me gusta el Valencia. Eso es algo que no ocurre en otros ambientes europeos en los que la cultura ocupa otro nivel. Un país sin cultura está condenado a la ignorancia. Los niños son unas esponjas que lo absorben todo. Por eso siempre hay que tratar de hablarle de asuntos que sean productivos: música, literatura, cine, teatro... También de fútbol, pero algo menos.

¿La música aún puede mucho más que la retirada?

Leopoldo Stokowski firmó un contrato de seis años con la NBC para grabar discos. Yo no creo que vaya a firmar uno de esos contratos, pero algo de cuerda me queda. Sigo en esto porque estoy convencido de que aún puedo aportar cosas a la música. Mi objetivo es dejar algo de mí en Arafo. Aquí encontré un buen grupo y eso no siempre aparece. No a todas las orquestas se les puede sacar brillo. ¡Esta banda quiere aprender!

Concierto: 28 de agosto.

Lugar: Auditorio Juan Carlos I de Arafo.

Hora: 13:00.