Seis diputados: tras el acuerdo con Ciudadanos y con Coalición Canaria, a Rajoy le faltan seis diputados para garantizar su investidura en primera convocatoria. El problemas es que ni los tiene ni los va a tener, al menos en la primera ronda de la investidura, porque todos los demás partidos se oponen frontalmente a un acuerdo con el PP. El PP cuenta con más apoyo social que cualquier otro partido, pero no consigue sumar los votos suficientes para gobernar, porque nadie quiere apoyar al PP, con las excepciones de Ciudadanos y Coalición, dos fuerzas políticas que tras las primeras elecciones estuvieron dispuestas a votar la investidura de Pedro Sánchez.

Ciudadanos y Coalición han protagonizado sus respectivas negociaciones con el PP a sabiendas de que Rajoy no cuenta con los votos suficientes para poder hacerse con el Gobierno. También lo sabían cuándo -hace unos meses- pactaron con el PSOE. Hay quien les crítica por ello, por tomarse en serio su negociación, pero están haciendo lo correcto: la política es básicamente una cuestión de formas, y hacer las cosas con formalidad es importante. Ciudadanos y Coalición están dando un ejemplo de comportamiento cívico: primero, al considerar que en democracia, cualquiera tiene la legitimidad para gobernar si consigue mayoría suficiente, y si no la consigue, al menos tiene derecho a intentarlo. Y luego, por estar dispuestos a adaptar sus posiciones en función de la negociación. Eso es lo que deberíamos pedirle a todos, que no confundan intereses con principios ni inventen líneas rojas donde no las hay. No es una traición a la democracia que surjan acuerdos y entendimientos inesperados entre los partidos. El PP aceptó las condiciones de Albert Rivera para sentarse a negociar, y ahora ha logrado encajar en su programa de gobierno las propuestas económicas de Ciudadanos, que en campaña electoral fueron calificadas de "insensatas e impracticables". Al final, encontraron para hallar un mínimo común denominador entre el contrato único de Ciudadanos y la flexibilidad laboral del PP. En eso consiste la política. En buscar acuerdos para que el Gobierno sea posible.

Ciudadanos también ha rectificado, al anunciar que acepta el apoyo a la investidura de Rajoy de Coalición Canaria, un partido que se proclama nacionalista, renunciando por fin al mantra de que nunca lo harían. Han aprendido que el nacionalismo -si quiere- cabe en la Constitución. Ahora han añadido una coletilla a su negativa, y explican que Coalición ha reducido a sus posiciones más nacionalistas... No sé dónde encontró Ciudadanos un termómetro para medir la temperatura actual del nacionalismo en Coalición, y si desde que Rivera se decidió a sostener la investidura de Rajoy, el nacionalismo coalicionero ha subido o bajado un par de grados. Ciudadanos nos vende la idea de que es Coalición la que cambia y modera sus posiciones, cuando en realidad son ellos quienes se ven obligados a hacerlo. Y en eso consiste también la política: en superar las propias contradicciones, buscando nuevos argumentos. Aunque es fácil caer en la pura ridiculez.

Me pregunto que argumentos se buscarán después de las elecciones vascas y gallegas de septiembre, cuando vuelva a votarse la investidura, y quizá haya que justificar que once diputados se abstengan.