Aunque ayer se inició un proceso con la convocatoria del pleno de investidura y Rajoy solo como protagonista en la tribuna propalando las bondades de su política (sin réplicas), hoy, 31 de agosto, tendrá que responder a todos los grupos sin los apoyos que necesita para formar gobierno y atender con sus compromisos en el exterior no siendo presidente en funciones (necesita seis votos). No existió la presencia de España en el encuentro de los máximos dignatarios de Alemania, Francia e Italia, donde se trató el angustioso, vergonzoso y olvidado tema de la emigración. La corrupción ha revoloteado demasiado tiempo sobre España, incluso bastante antes del franquismo. Primero, sobre la actual derecha, heredera de aquel régimen; y, pasada la Transición, por el resto de los partidos que, poco a poco, se iban incorporando a un escenario más que apetecible donde un grupo de privilegiados conformaban lo que iba a transformarse hoy en una situación más que seria. Todos no tienen las manos limpias y unos pocos han actuado en el mundo de la decencia. Pero los dignos siempre han vivido conculcados por los indignos. Ley de vida, que dicen estos últimos. No existe comunista más peligroso que aquel que se declara socialdemócrata..., siendo mísero. Y de esos especímenes están llenas las organizaciones de seudoizquierda. Y así amenizan, peligrosa y lamentablemente, la vida del ciudadano, que comprueba cómo se juega con su voto y con su dinero.

Lo que no está claro es todo aquello que gira en torno al futuro inmediato de Mariano Rajoy, diseñado por votantes y asiduos visitantes del investigado edificio de la calle Génova que han expresado su equivocada política (cuando escribimos estas líneas puede haberse producido incluso un pacto de izquierdas). La arribada inesperada de Albert Rivera a la política nacional ha sacado a la luz, en determinados ambientes madrileños y barceloneses, el apoyo que está recibiendo el líder catalán desde las cúpulas de empresarios y bancos al conocerse su ideología absolutamente conservadora tanto en lo económico como en lo social, con algún que otro mensaje dirigido a la gente joven. Se escuchan argumentos por aquellas latitudes que vinculan la pronta ascensión de Rivera a maniobras orquestadas en el seno del Partido Popular, a la vista de la pobre imagen que transmiten muchos cargos del Gobierno. Y es que no hay que olvidar que Albert Rivera perteneció a las Nuevas Generaciones del PP durante tres años, justo antes de crear Ciudadanos, y que, por tanto, ha pertenecido a la misma familia con la que ahora ha pactado con 150 (¿) compromisos para mejorar España, aportando un toque de lozanía. No es de extrañar, pues, que ambos partidos se apoyen mutuamente para ofrecer a la sociedad un cambio para que todo siga escorado a la derecha.

Lo de Coalición Canaria no debería de ocurrir porque ellos saben que son los responsables de la política seguida en nuestro Archipiélago, fruto de la práctica de la genuflexión en Madrid ante los mandamases del bipartidismo. Todos han visitado a los diferentes gabinetes que han pasado por Presidencia del Gobierno para conseguir, como afirmaba un lehendakari del Opus, un par de kilómetros de carreteras mientras que las campanas sonaran a promesa crematística, admitiendo, por ejemplo, las mentiras de los 25.000 millones de euros a invertir en las Islas. Ya les han comunicado desde el PP que, sobre la llamada Agenda Canaria, "todo depende de la disponibilidad presupuestaria del Estado". ¡Los entretuvieron otra vez! Llevan 30 años mangoneando nuestro territorio manteniéndonos en la cola de todo.

Sobre Podemos ya nos pronunciamos al comienzo de este artículo refiriéndonos a la peligrosidad de un actual converso socialdemócrata..., después de haberse declarado en los foros más dispares como comunista estalinista y estrechar la mano (y los bolsillos) de dictadores execrables latinoamericanos.

Por último, Pedro Sánchez ha sido el bloqueador (no noqueador) más grande de los últimos tiempos, superando incluso a "Sombrita". Se ha enrocado enfermizamente en su egolatrismo sin escuchar a nadie de su organización, prefiriendo ser el protagonista de la paralización de España. Y su coherencia ("no es no") llega a los mundos celestiales al anunciar que votará, también, en contra de los Presupuestos Generales del Estado antes de que estos se aprueben. Es la coherencia del aspirante a la Moncloa, que, por suerte para los españoles, se ha autodefinido para aclarar al país que no está preparado para tan alta ocupación. Todos, sin embargo, no han tenido vergüenza para recibir emolumentos desde diciembre..., sin hacer nada. Han participado, eso sí, en un etapa total de maquinaciones cinco estrellas.