La vieja torre de control del aeropuerto de Tenerife Norte ya se encuentra en el proceso hacia su definitiva desaparición. Tras décadas de actividad, Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) anunció el pasado jueves que los trabajos de demolición habían empezado. El motivo de iniciar ahora su retirada está en que se quiere evitar que interfiera en la construcción de la futura terminal de carga y puesto de inspección fronteriza (PIF), prevista para 2017.

Se trata de un coloso de 34 metros de altura ubicado al sureste de la terminal de pasajeros, desde donde ha sido testigo de excepción tanto de la evolución del aeródromo lagunero como de buena parte de sus episodios más negros, en los que destaca sobre todo el accidente de los "jumbos", ocurrido el 27 de marzo de 1977. Un total de 715 metros cuadrados de superficie útil y varios niveles interiores -de los que los cuatro últimos están construidos en voladizo sobre un núcleo de 21,4 metros- unidos indisolublemente a la historia del aeropuerto.

En realidad, el final de la infraestructura se había empezado a escribir hace ya casi una década, cuando se adjudicó la edificación de su sucesora por 7,3 millones de euros. Finalmente culminada en 2011, esta dejó en desuso a la que ahora será demolida y la actividad pasó a ella, que es ya la tercera torre, dado que antes de 1969 se utilizó otra situada en la primigenia terminal de viajeros.

Al parecer, explican expertos en el sector aeronáutico, no es habitual que estas dotaciones tengan demasiado peso en las publicaciones especializadas, si bien, eso sí, existen casos en los que por sus singularidades, antigüedad o estética acaban adquiriendo protagonismo en la vida de un aeropuerto y su entorno.

Hay que indicar que una de las características de este punto de control fue su vinculación a la niebla, lo que siempre obligó a un esfuerzo extra, si cabe, de los controladores. Y es que cuando se dan estas circunstancias meteorológicas se aumenta la separación entre los aviones. Según detallan, en las torres de los aeródromos con una densidad de tráfico similar al hasta ahora llamado Los Rodeos conviven tres posiciones de trabajo: un profesional que se encarga de la rodadura en la pista; otro, de los aterrizajes y despegues, y un tercero, de las aproximaciones. Esa fue la actividad que se realizó durante años en esta instalación con historia, un viejo vigía con muchos años de servicio.

El desmonte principal, en unas dos semanas

El proyecto para la retirada de la antigua torre de control cuenta con tres fases y se ejecutará en el plazo aproximado de un mes. Desde el exterior de la instalación se puede observar ya el avance de los trabajos que se están realizando sobre ella, si bien el inicio real de la demolición será en unas dos semanas. En la primera fase se sacan manualmente todos los elementos desmontables de la torre, incluyendo escombros, puertas, ventanas, equipos eléctricos, cerramientos de cristal... hasta dejarla solo en la estructura de hormigón. Después vendrá la actuación sobre las cuatro plantas construidas por encima de los 20 metros, con unas labores que, en general, estarán marcadas por ser graduales, por piezas.