Las carreras de barcos de Valle Jiménez volvieron a poner ayer la nota más singular de las fiestas en honor de la Virgen de Fátima de este núcleo lagunero. Embarcaciones que no van por el mar sino por el pavimento, una iglesia que más parece un faro al que estas "naves" bordean, guayeros que más que nunca toman el "timón" de estas estructuras... Como cada año, la emoción volvió a marcar la cita. Incluso se produjo un vuelco sin consecuencias.

Es un acto significativo por su singularidad: estos elementos tan vinculados al tipismo canario alcanzan velocidades elevadas tirados por yuntas, mientras que los ganaderos se esfuerzan en el disfrute del público. Al mismo tiempo convergen lo antiguo del acto y que se asocia al final de los festejos, que se han extendido desde el 26 de agosto hasta este domingo, si bien aún queda el próximo sábado, a modo de remate, un paseo etnográfico por Valle Jiménez y sus alrededores.

Lo cierto es que ayer la jornada no se limitó solo a los barcos. Desde las 10:30 horas estaba prevista la XLIX feria de ganado vacuno, seguida por una exhibición de juego del palo a cargo de los alumnos de la escuela Don Pedro Morales. Pasadas las 14:00 horas, la carrera, y más fiesta después: un almuerzo, una jincama automovilística con premios, un fin de fiestas musical y los fuegos artificiales.

Mención merece que durante la celebración principal del día también participan los denominados barcos chicos, una cantera para la pervivencia de esta tradición, cuyos orígenes hay quienes sitúan en una época en la que la presencia de esta especie de embarcaciones se convirtió en espectáculo casi obligado no solo en Valle Jiménez, sino en Las Mercedes, Valle Tabares, San Benito, Geneto o Tegueste, entre otros. Cabe indicar que esta zona del municipio ha tenido un completo programa de actos desde el pregón anunciador, que leyó Horacio Melián el pasado 26 de agosto, a lo que han seguido momentos para los más pequeños, el humor, los mayores o el costumbrismo local.