The Broad, en el centro de Los Angeles, es el último premio de Elizabeth Diller, Ricardo Scofidio y Charles Renfro que acaban de ganar el prestigioso premio WAN al mejor edificio cívico con su diseño.

The Broad es un centro cultural privado en medio de la siempre vibrante y cinéfila ciudad americana de Los Ángeles. Un nuevo museo de arte contemporáneo fundado por los filántropos Eli y Edythe Broad en Grand Avenue. El museo es el nuevo hogar de las más de 2.000 obras de arte de la colección Broad, que contiene un muy destacado arte de posguerra y arte contemporáneo de todo el mundo (Jean-Michel Basquiat, Barbara Kruger, Cy Twombly, Ed Ruscha, Kara Walker, Christopher Wool, Joseph Beuys, Jasper Johns, Cindy Sherman, Robert Rauschenberg, entre otros). También es la sede de la biblioteca de la Fundación Broad Art.

Urbanísticamente, The Broad ocupa un lugar clave en el ambicioso plan de revitalización del centro de Los Ángeles, en el que la Grand Avenue se ha convertido en un distrito cultural. The Broad está situado justo al lado de uno de los mejores y más espectaculares auditorios de Estados Unidos, el Walt Disney Concert Hall, diseñado por Frank Gehry, que es la actual sede de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.

El edificio del museo The Broad se fusiona con sencillez en su entorno, dando una doble respuesta a su limitada parcela y su contexto arquitectónico, pues era una de la pocas parcelas que quedaban libres, y no muy grande. Así que el diseño de Liz Diller, la gran dama de la arquitectura americana en la actualidad, tuvo que adaptarse a esos condicionantes. El diseño arquitectónico de The Broad da respuesta filosófica y funcional a las expectativas del cliente, la Fundación Broad Art, que quería la máxima visibilidad de su colección de arte contemporáneo y unos archivos que optaran por la transparencia como política. El diseño, que ya es conocido como "el velo y la bóveda", sitúa los archivos en la primera planta y las salas expositivas en la segunda.

The Broad fue diseñado en contraste con la sala de conciertos de Gehry y, al contrario que la misma, es un edificio que parece poroso, absorbente, abierto, con sus luminosas formas rectilíneas y su yuxtapuesta plaza pública, que ofrece uno de los pocos espacios verdes que pueden disfrutarse a lo largo de Grand Avenue, con sus olivos centenarios.

El velo (y su luz) es una fachada prefabricada, un muro cortina celular diseñado y desarrollado a través de Catia (BIM). Cubre toda la construcción hecha en bloques permitiendo que la luz natural se filtre difusa en los interiores y galerías. La blanca superficie, tecnológicamente perfecta y sin fisuras del velo, solo es interrumpida por un óculo, un gran hoyuelo, en la fachada principal, que indica la ubicación de pequeño auditorio donde se celebran las charlas y eventos organizados por la Fundación Broad Art. En las esquinas norte y sur del edificio el velo se levanta, dando la bienvenida a los visitantes a un "lobby" atractivo que recuerda al del Forum de la Caixa de Madrid, de Herzog y De Meuron.

La bóveda, cubierta por el velo, como cualquier novia que cubre leve y momentáneamente su belleza, juega un papel fundamental en la experiencia que el museo ofrece a sus visitantes. La bóveda está siempre a la vista, flotando, mientras se accede directamente a través de una larga escalera mecánica y un ascensor tubular de cristal transparente que te llevan a la gran sala de exposiciones, de doble altura, unos 5 metros, como el TEA en Tenerife, flexible y sin columnas que permite la contemplación de las obras de arte a través de la luz natural que se filtra por las pequeñas aberturas del níveo velo exterior. Al bajar te encuentras con espléndidas vistas de los archivos y zonas de trabajo y préstamo, que aparecen transparentes en el camino.

No podía faltar, como en cualquier museo occidental que se precie, un fantástico, restaurante liderado por Bill Chait, una de las personalidades más poderosas del mundo gastronómico de L.A. (propietario también de los famosísimos restaurantes Otium, Bestia, République, Petty Cash, y Broken Spanish), Al lado del restaurante, el pequeño bosque de olivos centenarios y su césped crean un acogedor espacio público para picnics, películas al aire libre, espectáculos y eventos educativos y culturales de todo tipo. Finalmente la tienda del museo ofrece una experiencia inspirada en la propia colección de arte y en la arquitectura del museo. Está situada en la esquina sureste del "lobby" del museo y ofrece ediciones limitadas de objetos de arte, pequeñas joyas y libros de cultura.