El Tenerife puso primero el gol y luego el juego. Entendiendo por juego este estilo de la segunda parte, que es más propio de los tiempos de Cervera que fruto de la pretendida evolución que persigue Martí para hacer crecer a su equipo en el fútbol posicional.

El primer tiempo del Tenerife fue un ejercicio de impotencia futbolística. Marc Crosas, en el eje, saca bien el balón, pero el equipo no tiene una mínima continuidad con la pelota, porque la jugada se frena en tres cuartos de campo. Ahí todo se vuelve previsible, no hay un jugador en esa zona que acierte a ser profundo para darles alguna ventaja a los tres delanteros, tres futbolistas de velocidad, que rara vez bajan a ayudar a subir el balón y que, en consecuencia, necesitan un pasador. Aitor Sanz es preciso al pie, hace buenas entregas a los costados, pero no acelera el juego, y Vitolo no rehúye la responsabilidad de intentarlo, pero el pase para salvar líneas no es precisamente su fuerte. Por afuera, los laterales tampoco le dan progreso. En definitiva, con la pelota, el equipo no llega.

Durante toda la primera parte, el balón fue del Valladolid, que con su 4-1-4-1 tocó y tocó, ocupó espacios entre líneas con los volantes, en especial con Álex López, y llevó el juego al campo contrario. El Tenerife, sin ritmo, ni iba ni venía. Se atolondró tanto que cometió dos o tres errores gruesos que pudieron haberlo condenado. Primero se confió Cámara, a los 5'', luego la pifió Jorge (22''), que dejó corta una cesión a Dani Hernández y tuvo que hacer una falta de tarjeta roja que el árbitro le condonó, y por último falló Camille (42''), que se resbaló en una acción que culminó Ibán Salvador en el área con una enorme respuesta de Dani salvando el 0-1. Ya se había producido un movimiento de piezas que fue determinante. En el 35'', Martí retrasó a Vitolo para ponerlo a la altura de Mar Crosas, limpió el espacio cómodo para el rival en esa zona y liberó a Aitor Sanz por delante. El Tenerife se equilibró más. Al final, las cosas van a su sitio natural.

Camino del descanso apareció un córner, fruto de una acción aislada. El Tenerife no había tirado ni por dentro ni por fuera. Lo sacó Suso y lo cabeceó espléndidamente Carlos Ruiz. El árbitro señaló el camino de vestuarios con la pelota dentro de la portería... Y el Valladolid acusó el golpe de una forma neta. La segunda parte fue de otro partido... Ese partido en el que el Tenerife encuentra una conexión natural entre las características de los jugadores que tiene en el campo y las necesidades del nuevo guion, ya en un ejercicio de defensa de una ventaja. Ahí sí se siente cómodo el equipo, que en este escenario ya no tiene que generar espacios con la elaboración de juego. El toque del Valladolid se volvió inocuo, insulso, sin la más mínima opción de superar líneas, ni de crear peligro frente a un repliegue muy autoritario del medio campo local. Ahí se sintieron más cómodos los controvertidos pivotes blanquiazules y el equipo empezó a producir juego a campo descubierto, para beneficio de Suso, que se adueñó de la banda derecha. Amath lo intentó, pero no encontró su jugada.

Nada se alteró con los movimientos de Paco Herrera, que cambió el dibujo, avanzó a Michel, metió frescura con Drazic y Raúl de Tomás, y luego añadió a un dinamizador como Sergio Marcos. El Valladolid chocó contra el muro que ya conoce Herrera de sus últimas visitas al Heliodoro.

El técnico local fue ajustando el equipo en ataque en busca de la sentencia. Le dio entrada a Jouini (73'') para jugar con dos arietes, lo que llevó implícito otro cambio de dibujo (4-4-2) con Aitor en el costado izquierdo, que luego fue reemplazado por Aarón Ñíguez (85''). Sin alardes técnicos, en un partido más disputado que jugado, el equipo de Martí siempre vio más de cerca el 2-0 que el empate. Lo rondó Lozano (68'') con un disparo sutil, colocado cerca de la escuadra; lo evitó luego Becerra en el saque de falta que Suso ajustó al poste (78'') y lo malogró otra vez el Choco, en una jugada en la que tiró por la borda solo ante el portero una asombrosa demostración de poderío, arrancando desde medio campo con un cambio de ritmo impresionante, cuando ya se había superado el tiempo reglamentario y las fuerzas estaban escasas.

El Tenerife acabó el partido muy arriba, en campo del rival, dominando todas las facetas del juego. Tanto que no pasó ningún apuro. Esa forma de vivir, contrarrestando y saliendo en velocidad, no es nueva para este equipo, que sin embargo no termina de procesar la evolución que propone Martí.

1-0

tenerife real valladolid

CD Tenerife: Dani Hernández, Raúl Cámara, Jorge, Carlos Ruiz, Camille; Marc Crosas, Vitolo, Aitor Sanz; Suso, Choco Lozano y Amath. En el minuto 73, Jouini entró por Amath; en el 85'', Aarón Ñíguez, por Aitor Sanz, y en el 93'', Álex García por Suso.

Real Valladolid: Becerra (1); Javi Moyano (1), Rafa (1), Lichnovsky (1), Balbi (1); André Leao (1), Álex López (2), Michel (1); Ibán Salvador (0), José (0) y Mata (0). En el minuto 56, entraron Drazic (0) y De Tomás (0), en lugar de Ibán Salvador y José. En el 70'', Sergio Marcos (1), por Mata.

Árbitro: Dámaso Arcediano Monescillo (Castellano Manchego). (1). Cometió un error de bulto, con el que influyó de manera decisiva en el curso del partido, al no expulsar a Jorge en el minuto 22 por la falta que el central cometió sobre Álex López, que se quedaba solo ante Dani, en una ocasión manifiesta de gol. En la segunda parte (79'') obvió un derribo por agarrón a Carlos Ruiz en el área pucelana, pero la jugada se produce con el balón parado, cuando se iba a lanzar un córner, por lo que no era penalti. En líneas generales hizo lo posible por favorecer la continuidad del juego, aplicando la ventaja cuando fue posible, a pesar de que hubo mucho contacto en medio campo. Amonestó a Jorge Sáenz (22''), y a los visitantes Lichnovsky (34''), Alex López (72'') y Rafa (77'').

Gol: 1-0, m. 45: Córner desde la derecha que lanza Suso y cabecea limpiamente a gol Carlos Ruiz, llegando al primer palo.

Incidencias: Partido de la cuarta jornada de la Liga 1 2 3, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 7.785 espectadores, según cifras oficiales. Tarde calurosa y terreno de juego en aparentes buenas condiciones. El Valladolid vistió de negro y morado.