Se podría decir que Añaza se ha propuesto regresar al pasado. Jóvenes que forman parte del proyecto de educación medioambiental Barranco Urbano de Añaza (BUA) han habilitado varias de las cuevas que hay a lo largo del cauce para hacer en ellas "escenificaciones" de cómo se vivía en el pasado en Canarias.

Se darán detalles de cómo se vestía, cómo se lavaba la ropa, cómo se cocinaba... En definitiva, un resumen de una vida desconocida para la mayoría.

El regreso al pasado alcanzará, incluso, la época de los guanches, con la ambientación de una de las cuevas. Para ello se aprovechará también la cercanía del barranco del Muerto, en el que se han localizado petroglifos, por lo que se utilizarán estos aspectos para dar a conocer que esta zona de conquista "también tiene su parte histórica", enfatiza la coordinadora, Goretti Duque.

El proyecto, puesto en marcha por la parroquia de Añaza, surgió con la idea de formar a jóvenes, de entre 15 y 30 años, de este barrio y de Santa María del Mar que habían abandonado su actividad escolar.

"Había muchos chicos que habían abandonado la formación reglada, y es muy difícil hacer que regresen a un aula a estudiar", reconoce Duque. "Por eso la idea de estos proyectos, que no solo abarcan la formación y la acreditación, sino el acompañamiento integral de la persona", añade.

La metodología seguida hasta ahora ha sido un tanto recíproca: al mismo tiempo que ellos se forman, reciben a otros grupos de escolares o de otros colectivos a los que ellos tratan de ofrecer su experiencia. "Aprenden a ser monitores desde la práctica", precisa la coordinadora. Los jóvenes podrán obtener un certificado de profesionalidad en dinamización de actividades de tiempo libre y ocio, acreditado por el Servicio Canario de Empleo (SCE).

La idea es "enseñar" a quienes visitan esta iniciativa lo que es un barranco urbano en medio de una ciudad. En el caso del de Añaza, hasta hace menos de un año el barranco era un vertedero en el que se podía encontrar "de todo", explica Goretti Duque.

Ahora, el cauce del barranco de Añaza luce un aspecto "completamente distinto", gracias al esfuerzo de los jóvenes que han participado en el proyecto y de voluntarios de la parroquia que dirige el párroco Pepe Hernández, principal impulsor de esta idea.

El BUA es un proyecto "completamente sostenible", que se alimenta de plantas fotovoltaicas, en el que se recicla, tiene depósitos para recoger el agua de la lluvia... Todo ello sirve para "trabajar" con los grupos que deciden participar en la iniciativa, en la que colaboran el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento de Santa Cruz y la Fundación Endesa.