La economía alemana sigue en la senda del crecimiento, pese a los riesgos que se derivan de la coyuntura europea e internacional, impulsada por la buena situación del empleo y por el consumo privado, según los principales institutos de estudios económicos del país.

En su informe otoñal conjunto, los institutos estiman que el PIB alemán crecerá este año un 1,9 % y pronostican un alza del 1,4 % para 2017 y del 1,6 % para 2018.

La diferencia en la cifra de crecimiento entre 2016 y 2017, según los economistas, se debe en buena parte a que el año próximo habrá menos días laborables.

Con respecto a su informe de primavera, los expertos han corregido al alza su previsión para este año en un 0,3 %.

Eso se ha debido, ante todo, a que el comienzo del año fue mucho más dinámico de lo que los institutos habían calculado inicialmente, explicó Ferdinand Fichter, del Instituto Alemán de Estudios Económicos de Berlín (DIW).

Según los institutos, los principales impulsos del crecimiento vienen actualmente del consumo privado, que se ve estimulado por el aumento del empleo.

Además, el gasto estatal -donde la partida para el manejo de la crisis de los refugiados tiene su peso- hace su aportación al igual que la construcción de vivienda, estimulada por los bajos intereses.

En cambio, las inversiones de la industria no aportan mayores impulsos debido a que la situación de la coyuntura mundial apunta a que las exportaciones sólo aumentarán de forma moderada.

"Los bajos intereses tienen su efecto en el consumo privado y en la construcción de vivienda, pero de momento no impulsan las inversiones de las empresas, pese a las buenas condiciones de financiación", dijo el catedrático Timo Wollmerhäuser del instituto IFO de Múnich.

"También le llegan al ministro del Estado y parte de los superávit de los últimos años se deben a que se pagan menos intereses que en otros años", agregó.

Todos los institutos reconocen que los bajos intereses son actualmente un impulso a la coyuntura y que un giro súbito de parte del Banco Central Europeo (BCE) podría tener consecuencias negativas.

Sin embargo, dos de los seis institutos que participaron en el informe, el Instituto Leibniz, de Essen, y el Instituto de Economía Mundial, de la Universidad de Kiel, advierten, en una opinión mayoritaria, de que el mantenimiento del bajo nivel durante mucho tiempo puede producir distorsiones problemáticas.

El profesor Roland Döhrn, del instituto Leipzig, dijo que un alza de los tipos de interés tiene que ser comunicada, e ironizó diciendo que tal vez la OPEP se convierta en aliada del BCE si logra un aumento en los precios del petróleo con el consiguiente aumento de la inflación.

Por otra parte, el informe advierte de los riesgos procedentes de la economía mundial y de la inseguridad que se vive en Europa por los problemas del sector bancario en Italia y Portugal -lo que puede afectar el consumo- y por las consecuencias del "brexit", la salida del Reino Unido de la UE.

La poca claridad que hay con respecto al futuro de las relaciones entre la UE y el Reino Unido, según el informe, lleva a una larga fase de prudencia por parte de los inversores.

El "brexit", según el informe, es una expresión de una corriente social que ya no ve ventajas en una integración de la economía mundial y que tiende al proteccionismo, lo que puede llevar a otros movimientos de desintegración que pueden frenar el crecimiento global.

Eso, según los economistas, tendría repercusiones para un país tradicionalmente exportador como Alemania.

El documento reitera su recomendación a la política alemana de que se debe concentrar en inversiones a largo y mediano plazo, para hacer frente a los problemas derivados de la evolución demográfica.