La exsenadora Miriam Santiago, conocida como la "dama de hierro" filipina y candidata a la jefatura del Estado, falleció hoy en Manila a los 71 años de edad tras luchar contra un cáncer de pulmón durante más de dos años.

La familia de Santiago, que permanecía hospitalizada desde el pasado 11 de septiembre, anunció su fallecimiento a través de un breve comunicado por las redes sociales al que han reaccionado miles de filipinos y numerosos políticos del país.

"La senadora Santiago deja una admirable carrera en cargos públicos. (...) Que tu legado siga guiando a nuestra nación durante muchos más años", dijo el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, desde Vietnam, donde se encuentra de visita de trabajo.

Santiago destacó en el escenario político de Filipinas por su fortaleza, su temperamental carácter, su franqueza y su sentido del humor, y fue destacada hoy por analistas y compañeros como una de las legisladoras más importantes del país.

Nacida en 1945 en Iloilo, en la región central del archipiélago, se graduó en Ciencias Políticas y Derecho y luego ejerció de jueza de 1983 a 1987.

En 1988. fue nombrada comisaria de Inmigración y Deportación y al año siguiente comandó el Ministerio de Reforma Agraria.

Ocupó uno de los escaños del Senado de Filipinas por periodos durante 18 años, y se presentó en tres ocasiones a la Presidencia del país, la primera en 1992 y acabó segunda a menos de cuatro puntos del expresidente Fidel Ramos, una derrota que nunca aceptó.

Volvió a intentarlo en las elecciones presidenciales en 1998, y de nuevo en 2016, aunque en esta última ocasión con claras señales del empeoramiento de su estado de salud.

Hizo historia nacional en 2011, al convertirse en la primera filipina en ingresar en el Tribunal Penal Internacional, pero dimitió en 2014 cuando se le diagnosticó el cáncer de pulmón.

Santiago fue galardonada en 1988 con el premio Ramón Magsaysay, considerado el equivalente del Premio Nobel en Asia, y ha sido descrita como una de las defensoras del derecho de la mujer más destacadas de la región.

"Era un gigante intelectual y una luminaria jurídica que benefició a la nación y a su gente con su ingenio y sus palabras en innumerables ocasiones", dijo Franklin Drilon, expresidente del Senado.

"Es una pérdida para el país. Seguirá siendo una inspiración para todos nosotros", añadió el político filipino.