En un lugar de Tenerife, de cuyo nombre es imposible no acordarse, no ha mucho tiempo que vivía un robusto hidalgo del PSOE, de imputación pendiente y alcalde perpetuo de la noble Granadilla de Abona. Una olla de algo más vaca, más de Ciudadanos, Partido Popular y Coalición Canaria, que retaron en duelo al alcalde quitándole cómodo sillón para gobernar las huestes nacionalistas.

Tenía en esa casa del Menceyato de Granadilla un engorroso entuerto, que provocaba lance en el reino de Las Hespérides y cuyo duelo hace intrigas en el Condado regional. Es, pues, de saber que el nuevo regidor e hidalgo, de estirpe nacionalista y de nombre José Domingo Regalado, se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto que incluso retaba a su propio partido.

El PSOE, otrora fuerte y ahora débil, sumiso de sus socios de CC en la administración de su hacienda en las siete islas, perdía el juicio, y desvelábase por entender el sentido de tamaña traición. Ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para solo ello. No estaba muy bien con las heridas que Clavijo el conquistador y el vizconde Barragán le facían, porque tenía el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales. El Reino de Canarias entre Coalición Canaria (CC) y el PSOE está roto, facían los socialistas por la alevosía de los aborígenes en Granadilla. En efecto, rematada ya la honra del puño y la rosa, los menceyes nacionalistas vinieron a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el servicio de su república, una moción de censura que colmó la jarra de vino.

Es verdad que para procurar si las mesanadas del PSOE eran fuertes, y podían estar al riesgo de una cuchillada, maese Julio Cruz sacó su espada, y le dio dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho tiempo atrás, y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y por asegurarse de este peligro, lo tornó a hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro de tal manera, que él quedó satisfecho de su supuesta fortaleza dejando claro que el pacto ya está roto; fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real, y más tachas que el caballo de Gonela, las facciones socialistas deciden, por noble acto de responsabilidad, que los consejeros en el Ejecutivo continúen ejerciendo como tales hasta el próximo día 8 de octubre, fecha en principio prevista para la fiesta del comité regional.

Aunque nacieron libres, y para poder vivir libre escogieron la soledad de los campos, dejan al caballero del PSOE sobre su Rocinante, quieto, esperando, apoyado en su lanza, mientras la credibilidad de su partido sigue en tela de juicio. Dejemos que CC siga haciendo lo que le venga en gana, seguro de su poder sobre sus socios tristes.

Y con esto se cumple, con cristiana profesión, la más que probable crónica de un final esperado, avenido con desplantes de unos y sumisiones de otros, mientras la muchedumbre se enfrenta sola a las intrigas palaciegas de una clase política que sigue ganando puntos en el partido del descrédito.

@LuisfeblesC