El Ministerio Fiscal y la acusación particular personada en el doble crimen de la pareja holandesa, cuyos cuerpos se hallaron descuartizados y enterrados en cal viva en un huerto de Murcia tras llevar desaparecidos dos semanas en mayo de 2013, han relatado a los miembros del Jurado Popular, de una forma concisa y breve, que su muerte obedeció a un plan premeditado por los acusados y la manera de hacerlo fue excesivamente cruel.

Una versión que las defensas de los letrados se han encargado de desmontar cuando ha llegado su turno de intervención en la segunda sesión de la vista oral, que se celebra en la Ciudad de la Justicia de Murcia. Según los letrados de los acusados, no se actuó con premeditación, al tiempo que han lamentado que éstos ya estén condenados de antemano por el juicio mediático que ha despertado este doble crimen.

La fiscal del caso, Verónica Celdrán, ha comenzado su intervención avisando a los miembros del Jurado Popular que es a ellos a quien "corresponde hacer justicia por la muerte de Ingrid Visser y Lodewijk Severin", a quienes ha definido como una pareja normal "como tantas otras".

Llegado el momento de describir su muerte, la ha descrito como "dolorosa", ya que "los mataron a golpes, les rompieron todos los huesos de la cara y el cráneo". Fue una muerte "planeada y ejecutada".

El objetivo de su intervención, según ha confesado, es la de probar que Juan Cuenca es el presunto autor intelectual de este doble crimen, puesto que los dos individuos rumanos, que actuaron como sicarios, no habían visto con anterioridad a las víctimas.

Cuenca, ha recordado, "mantenía negocios con la pareja, a quien adeudaba importantes cantidades de dinero, y fue quien concertó una cita con ellos" cuando vinieron a Murcia, que se celebró en popularmente conocida como ''casa colorá'' en Molina de Segura, una vivienda "apartada" para asegurarse que durante su muerte no se oirían los gritos.

Por lo que esa cita fue una "trampa", puesto que la única finalidad de llevarlos hasta allí era para "matarlos". Para ello, se desplazó hasta Valencia para dar con estos dos individuos rumanos quienes, a cambio de dinero, aceptaron "dar muerte" a la pareja.

"Vinieron solo para cumplir lo que habían pactado, mientras que Cuenca realizaba las gestiones para alquilar la casa", para lo que se valió de María Rosa Vázquez, testigo principal en este caso.

Esta mujer conocía de antemano a Cuenca en su etapa como gerente del club de Voleibol en el que Visser había jugado y que le había dejado "importantes cantidades a adeudar", ya que había dejado de tener liquidez.

Asimismo, es Cuenca quien encarga comprar una serie de instrumentos que posteriormente aparecieron en bolsas de basura enterradas junto a los cadáveres; instrumentos que se utilizaron para dar muerte a la pareja y limpiar la vivienda: sosa y una radial, así como unos guantes y cubos. Fue ese "intento de cobrar la deuda lo que les costó la vida", ha lamentado.

Su intervención ha concluido explicando al Jurado que "su experiencia, intuición, lógica y sentido común serán las armas que les servirá para llegar a una conclusión", al tiempo que ha apelado a su sentido de la responsabilidad: "No podemos devolverle la vida hoy, pero sí hacer justicia".

Javier Martínez, que representa a las familias de las víctimas, ha subrayado que los acusados actuaron "con premeditación, exigiendo el precio que habían pactado y con ensañamiento". De hecho, ha llamado la atención sobre uno de los instrumentos utilizados en la muerte de la pareja, la sosa cáustica. "Se utiliza por los criminales para disolver cadáveres y Juan Cuenca tenía las manos quemadas", ha indicado.

También ha señalado que hay "una cantidad abrumadora de pruebas inculpatorias", por lo que le ha pedido al Jurado Popular que "colaboren con la Administración de la Justicia, porque cuando alguien cobra por matar no tiene escrúpulos y se cobró por ello".

ABOGADOS DEFENSORES: "NO HUBO UN PLAN PREMEDITADO"

Llegado el turno de los letrados defensores, el primero en intervenir ha sido Jose María Caballero, que representa a Juan Cuenca. Ha criticado que Cuenca haya sido "injustamente acusado", y que los procesados "se les haya dado por culpables desde un primer momento por una condena realizada por los medios de comunicación, no siéndole reconocido el menor derecho a la presunción de inocencia".

Según su versión, Lodewijk Severin viene a Murcia junto con su pareja, Ingrid Visser, para reclamar a Cuenca la deuda que mantenía. Para su reclamo, ha relatado, "no le puso ninguna demanda, no le mandó al Cobrador del Frac, sino que le avisó que tenía relaciones con la mafia y que él estaba presionado por esa mafia".

"Incluso, ha continuado, le llegó a mandar por email una foto con la imagen de una pistola preguntándole si le parecía bonita, ya que si no le hacía efectiva dicha deuda se iba a ver obligado a tomar otro tipo de decisión".

Caballero también ha desmontado la versión de la fiscal y acusación, al cuestionar el hecho de que se contratara a dos sicarios para dar muerte a la pareja en lo que responde a un plan premeditado. "Cuando uno contrata a un sicario busca el resultado más rápido y limpio posible, pero mataron a la pareja a golpes con objetos que se fueron encontrado en la vivienda y esa muerte no es habitual de dos sicarios", ha manifestado.

Además, si hubieran tenido un plan, ha resaltado, "no hubieran tenido que correr y buscar un lugar donde enterrar a la pareja; siendo un acontecimiento que se precipitó y no un plan premeditado", por lo que ha calificado de "torpes" la actuación de estos supuestos sicarios; "existían otras mil formas de deshacerse de los cuerpos que les hubieran resultado mucho más fáciles y eficaces". "Los hechos no encajan con tanta coherencia como mantienen las acusaciones", ha defendido.

Por su parte, Melecio Castaño, que defiende a Constantin Stan, ha avanzado que va a luchar "denodadamente por la inocencia de su cliente", a pesar de que lamenta que los medios de comunicación "ya lo han condenado" porque han dicho de él que es "un peligroso sicario y que hizo una serie de actos atroces impropios de un ser humano".

Sin embargo, su cliente le asegura desde el primer día que "es inocente". Castaño remarca que el pacto de conformidad del que se ha hablado estos días supone "avenirse a un acuerdo con los que le acusan tan gravemente para que reconozca que ha hecho esas atrocidades, que ha descuartizado y enterrado el cuerpo de dos personas inocentes".

Sin embargo, Stan ha mantenido desde el primer día que él estaba en la planta superior de la casa en la que tuvieron los hechos y que "no cometió ningún crimen".

A este respecto, ha recordado que Stan asume su participación en los hechos como "encubridor" pero no por asesinato, lo que significa que, al tercer día de estar en esa casa, "se le dijo ir a un huerto de limoneros a enterrar esos cuerpos".

Además, Castaño ha defendido que si los acusados hubieran ido a cometer un asesinato, "lo primero que se trae un sicario es un arma de fuego". Sin embargo, los acusados "murieron por los golpes de un florero de cristal", una forma de actuar que no sigue "ningún sicario".

Por su parte, Fermín Guerrero, abogado de Valentín Ion, ha destacado que su cliente quería trasladar de forma "expresa" su "arrepentimiento" por la participación que ha tenido en los hechos, y ha pedido a la familia de los fallecidos "disculpas" porque "no tenían por qué verse sometidos a estas circunstancias".

Aunque ha reconocido que su defendido reconoce que participó en los hechos, pero "no de la manera que las acusaciones particulares han relatado". Ion "contará su verdad, que no coincide con el relato de las acusaciones", según Guerrero, quien destaca que el Jurado "tendrá que valorar esa verdad en la medida de su responsabilidad" porque "no todo el mundo tiene que ser castigado de la misma forma".