Evedasto Lifante, dueño de la cantera de mármol de Abanilla (Murcia) cuya venta se sospecha que pudo estar en el origen del asesinato de la jugadora holandesa de voleibol Ingrid Visser y de su pareja, Lodewijk Severein, ha dicho que el caso no está cerrado porque falta mucho por saber sobre lo que ocurrió.

Ha manifestado que el caso no está agotado y que se debió profundizar más en algunos aspectos de la investigación llevada a cabo desde que se supo de la desaparición de la pareja, ocurrida el 13 de mayo de 2013, cuyos cadáveres fueron hallados dos semanas después enterrados en un huerto de la pedanía murciana de Alquerías.

Ha señalado que a lo largo de estos tres años ha tenido la posibilidad de analizar lo que consta en el sumario y de sacar sus propias conclusiones sobre la participación de cuantas personas pudieron hacerlo en los asesinatos y los posibles móviles.

Para Lifante, que era a la vez dueño del club de voleibol en el que jugó Visser durante dos temporadas y del que era gerente el acusado Juan Cuenca, que ayer reconoció que se había planteado la posibilidad de las muertes cuando contrató los servicios de Ion Valentín, "en todo esto hay unas claves" que cree haber conseguido descubrir.

Aunque no ha querido adelantar cuáles son, ha añadido que las tiene recogidas en un libro a buen recaudo que se propone publicar cuando acabe el juicio que desde el pasado miércoles se desarrolla en Murcia ante un jurado popular.

Por otro lado, ha dicho que está convencido de que él mismo iba a ser una de las víctimas, conclusión a la que dice haber llegado tras analizar lo ocurrido en la casa rural de Molina de Segura donde Visser y su pareja murieron y por ciertas experiencias personales vividas antes.

Ha dejado entrever que una vez muerto, las personas de las que sospecha podrían supuestamente tener el camino libre para disponer de su cantera, valorada en 800 millones de euros por ser rica en mármol de gran calidad, negocio que ha planeado sobre el caso desde los primeros momentos de la investigación y en las sesiones de la vista oral que se han celebrado.

En la jornada de hoy ha vuelto a salir en las declaraciones del acusado Serafín de Alba, que participó en algunas gestiones encaminadas a la venta de la cantera, y en las de varios testigos.

Cuenca declaró que el objetivo principal de la sociedad que constituyó en Gibraltar junto a Severein poco antes del doble crimen era conseguir un comprador para la explotación de mármol.

En la vista oral figuran como acusados Cuenca, que cambió la versión exculpatoria que había mantenido hasta ahora y confesó su participación en los hechos, y los rumanos Valentin Ion, que se ha declarado autor de ambas muertes, y Constantin Stan.

Stan solo admite que ayudó en la limpieza de la casa rural y en llevar en una carretilla hasta el hoyo en el que fueron enterrados los cadáveres de la pareja, que habían sido trasladados por Cuenca en su coche desde el lugar del crimen.