La estadística oficial confirma que Canarias ha vuelto a convertirse en tierra de emigrantes. El saldo migratorio -la diferencia entre la cifra de personas que se instalan en el Archipiélago y las que lo abandonan- arrojó datos negativos en 2015, pese a la mejora de los indicadores económicos y de empleo en ese año y con el impulso del regreso a sus países de un voluminoso contingente de población de origen inmigrante. Es la primera vez que esto ocurre desde que, en 2002, se inició la serie histórica.

Los registros de los padrones municipales ya anunciaban en los últimos años un estrechamiento de la distancia entre los que llegan y los que se van, hasta que en 2015 el Instituto Canario de Estadística (Istac) -a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)- ha certificado que esta tendencia negativa ha terminado de dar la vuelta al saldo migratorio: el pasado año las emigraciones superaron en 4.345 a las inmigraciones, si bien no todas las islas presentan la misma situación en este aspecto.

Las islas capitalinas -las de mayor población- han liderado este proceso. Así, Gran Canaria se ha anotado un saldo negativo de 5.924 personas, y Tenerife, de 2.034. Las acompaña La Palma, con 215 salidas más que llegadas. El resto de las islas siguen siendo receptoras de población: Fuerteventura ha ganado 2.057 habitantes gracias a la inmigración, mientras que la diferencia positiva en Lanzarote es de 1.456. La Gomera, con 244 emigrantes más que inmigrantes, y El Hierro, con 71, también se resisten, por ahora, al cambio de tendencia.

El saldo migratorio de Canarias es negativo tanto con el resto de España -las llegadas de residentes desde otras comunidades autónomas sobrepasaron en 870 a las salidas: 24.928 bajas padronales frente a 23.428 altas- como con el extranjero. La emigración hacia otros países es, precisamente, la clave de la situación actual. Las emigraciones al extranjero se situaron en 33.072 el año pasado, la cifra más elevada de toda la serie histórica. La mitad de este éxodo ha sido protagonizado por ciudadanos nacidos en países extracomunitarios, el 40% en otras naciones de la Unión Europea, el 8% originarios de España y solo el 2% de Canarias.

Más de la tercera parte de estas emigraciones fuera de España, destaca el Istac, se corresponde con bajas por caducidad de los empadronamientos al no haberse renovado cada dos años desde la inscripción, lo que indica que gran parte de estas marchas al extranjero obedecen a cambios de residencia efectuados en los dos ejercicios anteriores.

El resultado, en cualquier caso, es que las 29.597 personas que se han afincado en el Archipiélago en 2015 procedentes del extranjero no han sido suficientes para evitar que el saldo en este aspecto sea negativo (3.475 salidas más que llegadas).

las claves

Nacidos fuera. El proceso emigratorio ha estado protagonizado de forma mayoritaria por los residentes nacidos fuera de Canarias. Un 90% de los que se han marchado al extranjero son naturales de otros países.

Bajas en el padrón. Una tercera parte de las 33.000 emigraciones al extranjero registradas en 2015 son bajas por caducidad de los empadronados que no han renovado su inscripción.

Un proceso desigual. No en todas las islas se han contabilizado más salidas que llegadas. Fuerteventura y Lanzarote, sobre todo, pero también La Gomera y El Hierro siguen siendo más receptoras que emisoras, al contrario que Gran Canaria, Tenerife y La Palma.