Los especialistas del Cuerpo Nacional de Policía que realizaron la inspección ocular de la casa rural de Molina de Segura (Murcia) donde fueron asesinados la jugadora holandesa de voleibol Ingrid Visser y su pareja, Lodewijk Severein, declaran mañana como testigos en el juicio con jurado popular.

Estos especialistas informarán al tribunal sobre el desarrollo de la inspección ocular realizada el 25 de mayo de 2013, cuando los cadáveres de la pareja todavía no habían sido encontrados, y que se prolongó siete horas, con el hallazgo de restos de sangre en varios lugares de la vivienda.

El acto de esa actuación policial, a la que ha tenido acceso Efe, recoge que los agentes recogieron muestras de sangre en paredes, suelo y mobiliario, que dieron positivo al test que revela la presencia de sangre humana.

Esos restos de sangre, que luego se confirmó pertenecían a Visser y Severein, eran más numerosos en dos sillones ubicados en el salón de la vivienda, en la planta baja del inmueble.

Los policías recogieron también muestras de sangre humana en las losas y en las juntas del piso de la estancia, así como en la pared de la escalera que sube a la plaza superior, donde, según ha declarado uno de los acusados, Constantin Stan, este dormía bajo los efectos del consumo de alcohol cuando se cometía el doble asesinato.

Stan, durante su declaración en el juicio, reconoció como posible que esos restos de sangre hubieran sido dejados por él mismo cuando subió al dormitorio tras haber participado en la recogida de los cuerpos desmembrados de la pareja y su introducción en bolsas de basura.

La labor de los agentes -que se llevó a cabo en presencia de la propietaria de la casa rural- no fue fácil, ya que como aseguró esta al declarar durante la instrucción de la causa, los ocupantes de la vivienda la habían dejado "limpia como el jaspe" antes de devolver las llaves.

Desde mañana, y a lo largo de cinco sesiones, pasarán por la sala de vista casi un centenar de policías que intervinieron en la investigación de los hechos.

Durante las sesiones ya celebradas en este juicio que dio comienzo el 28 de septiembre, Juan Cuenca, gerente del club donde jugó Visser, admitió, retractándose de sus anteriores declaraciones exculpatorias, que planeó el crimen, aunque añadió que los acontecimientos se precipitaron y que creía que la reunión prevista la iba a tener solo con Severein.

Según sus últimas manifestaciones, en un primer momento nunca se había planteado la posibilidad de tener que acabar también con la vida de Visser si la reunión de negocios con Severein iba mal.

Los otros acusados, igualmente, por dos delitos de asesinato, son los ciudadanos rumanos Valentín Ion, que se ha declarado culpable de los crímenes, y Constantin Stan, que solo ha admitido que participó en el descuartizamiento y en el enterramiento de los cadáveres.

Como encubridor se juzga a Serafín de Alba, dueño del huerto de limoneros ubicado en Alquerías (Murcia) donde fueron enterrados los restos desmembrados de la pareja, y que sostiene que nunca tuvo conocimiento de lo ocurrido en su finca.