David señala el techo del salón mientras su madre, Pilar, ve la televisión. Ambos residen en el número 23 de la calle Padre Anchieta (Salud-La Salle), un edificio que data de 1930 cercano a la ermita de San Sebastián. Llevan conviviendo de manera cotidiana, a diario, con la ruina. Queda reflejada en el inmueble colindante, el 25, que, valoran, "se está cayendo, aunque Urbanismo no lo declara en ese estado".

La historia se remonta a hace diez años, explica David, "cuando murió la señora mayor que vivía ahí. Al tiempo se metieron ocupas tras romper puertas y ventanas y fue un desastre. Escándalos y molestias porque eran entre veinte y treinta".

El paso del tiempo fue deteriorando el inmueble de cuya fachada, señala el afectado, "llegaron a caer cascotes sobre un vehículo aparcado. Eso llevó al ayuntamiento a colocar vallas, primero de plástico y desde el pasado abril con un enrejado. Pero solo en la puerta, aunque eso no quita para que siga entrando gente a diario, más tranquila y en menor número que antes, eso sí. Pero a nosotros lo que nos afecta en la pared medianera".

Bastas echar un vistazo para comprobar las humedades ocasionadas en distintas partes de la casa por esa "vecindad de riesgo". David y Pilar, que no puede hablar tras sufrir un ictus, solo esperan "que hagan algo antes de que lleguen otra vez las lluvias, porque incluso en el primer piso, vacío aunque ya comprado para instalar una asesoría, han parecido ratas, como demuestran las trampas que han colocado como cebo para atraparlas".

El pasado 20 de abril, "un perito municipal visitó la vivienda e hizo un informe en el que valoró los gastos para la reforma en 6.000 euros, pero no aclara si van a hacer algo aquí para solucionar el problema. Más bien dejan en el aire que nos correspondería a nosotros y no lo vemos así".

David añade: "Lo mínimo sería colocar una malla de seguridad antes de que ocurra algo porque hay un evidente riesgo. Nos dijeron que no nos preocupáramos, que la cosa iba caminando, pero han pasado casi seis meses".

David y Pilar solicitan "que actúen de una vez por todas, que hagan algo porque este edificio se ha convertido en un quebradero de cabeza, una cruz. Mi madre tiene problemas de salud y esta humedad perpetua le perjudica. No debería estar aquí, pero no nos queda otra".

La Gerencia de Urbanismo ha llevado a cabo el largo proceso de la tramitación administrativa (que marca la ley, pero a día de hoy no ha podido localizar todavía al propietario del edificio aunque ha actuado a través de la disciplina urbanística.

En una resolución anterior al peritaje de abril, la Gerencia de Urbanismo hace esta valoración sobre el inmueble del número 25 de la calle Padre Anchieta: "El porcentaje del valor de los trabajos (a acometer) es inferior al 50% del valor de sustitución del inmueble de referencia, por lo que este inmueble no incurre en situación legal de ruina".