Desde "un paso más para que Santa Cruz sea también el corazón del deporte de Tenerife" a "una de las principales obras en volumen y complejidad que hemos afrontado en los últimos tiempos" pasando por "convertir una instalación del siglo XX en otra del XXI". Son algunas de las frases pronunciadas ayer durante la visita del alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, junto a concejales y técnicos a las obras de remodelación que se ejecutan actualmente en la piscina municipal Acidalio Lorenzo.

El solajero agosteño en el mediodía de este octubre atípico llevó al grupo a aprovechar el "cachito" de sombra de un recinto que invitaba a a darse un chapuzón. Si hubiera sido posible, claro, ya que el gran vaso de cincuenta metros estaba ocupado por decenas de obreros, con sus cascos y sus chalecos, que inyectaban cemento en el fondo.

Trabajando, pues, a pleno rendimiento y a buen ritmo para hacer realidad la promesa de una ansiada y necesaria reapertura el próximo diciembre.

Las obras comenzaron en el mes de mayo y, además de adecuar la piscina al reglamento técnico-sanitario vigente, se aprovechará para solucionar el problema recurrente de los últimos años: la temperatura (fría) del agua.

A Bermúdez lo acompañaron los concejales de Infraestructuras, José Alberto Díaz-Estébanez, y Deportes, Verónica Meseguer, durante la visita. El proyecto lo ejecuta Gestión y Ejecución de Obra Civil, SA y cuenta con un presupuesto de 1,3 millones de euros,

Bermúdez recalcó: "Era una obra absolutamente necesaria, afrontada al cien por cien con fondos propios, y que va a dar lugar a una instalación mayor, con un nuevo vaso que añadir a los dos ya existentes y más polivalente, pues aprovecha no solo a lo largo sino también transversalmente, a lo ancho, con diez calles en lugar de ocho como hasta ahora. Eso permitirá albergar incluso un mayor número de usuarios respecto a los mil que había antes del cierre".

El alcalde adelantó que se trata solo de una primera fase. Luego, más adelante, en el marco del Fondo de Desarrollo de Tenerife y del Plan Insular de Piscinas, ambos proyectos del Cabildo, los trabajos se centrarán en baños, vestuarios y otros escenarios del recinto que no interfieran la práctica deportiva de los integrantes de clubes o de los usuarios libres.

El edil de Infraestructuras destacó que las obras permitirán "una notable mejora en la gestión y uso de la piscina, resolviendo la elevada reposición de agua y el sobrecoste que conlleva su tratamiento". Se facilita, además, el mantenimiento de la temperatura durante el invierno, "con la instalación de una manta isotérmica en los tres vasos".

La reforma en los dos vasos existentes, de 50 y 25 metros, se ha iniciado en el primero. Será suprimida la plataforma adyacente que tenía la piscina de 50 metros, lo que dará lugar a ese tercero de 25 por 4,5 metros. Una vez concluyan las reformas, el de 50 metros pasará a contar con 25 de ancho y podrá ser dividido en diez calles de 2,5 metros cada una.

La pileta se usará también de forma transversal, convirtiéndose en una piscina de 25 metros de ancho con unas 20 calles. También se incluye la mejora de la iluminación, una nueva pavimentación y la instalación de una barandilla que impide el acceso a la zona de baño de las personas que no sean usuarias.

La concejal de Deportes resaltó el papel de entidades como el Hotel Escuela y el Real Club Náutico por las facilidades que le han dado al OAD para poder reubicar a los usuarios de la piscina en sus respectivas instalaciones.

Todo el nuevo recinto, además, se adecuará a la normativa vigente sobre accesibilidad y supresión de barreras físicas y de comunicación, disponiendo de alguna entrada al vaso principal mediante grúa para piscina, así como escaleras de acero inoxidable adaptadas.

Esta reforma, tan esperada por los usuarios afronta su fase final y está llamada a resolver todas las necesidades de la instalación. Situada en la avenida Benito Pérez Armas fue inaugurada en 1964. Era en el siglo XX. A partir de la reapertura ya será del XXI.