Los signos del cambio climático ya son perceptibles en todo el mundo, y Canarias no está exenta de sus consecuencias. De momento, los indicios muestran un evidente ascenso de las temperaturas nocturnas, acompañado de unos datos que muestran un posible descenso de las precipitaciones. Aunque esto aún supone una "incertidumbre", señala Pedro Dorta Antequera, doctor en Geografía y profesor titular de Geografía Física en la Universidad de La Laguna.

De hecho, este aumento de temperaturas también afecta a nivel del mar y en la superficie de los océanos, que también son más cálidos. Esto puede generar que los temporales que afectan a Canarias sean más fuertes. "Al haber un calentamiento de esta agua oceánica, puede que ocurra una mayor convectividad y que ocurran fenómenos inestables con mayor intensidad", explica Dorta. De estas consideraciones surgió la investigación "Los procesos de adaptación al cambio climático en espacios insulares: el caso de Canarias", con la que cuatro científicos de la ULL han querido remarcar la actual situación legislativa en cuanto a cambio climático para Canarias.

Actualmente, en las Islas no existen planes activos de mitigación ni de adaptación a los fenómenos que derivan del cambio climático. Los científicos explican que durante el año 2009 y hasta 2011 se desarrolló la Estrategia Canaria de lucha contra el Cambio Climático, a través de la Agencia Canaria para el Cambio Climático y el Desarrollo Sostenible. En ese tiempo se realizó un plan de mitigación y un borrador de plan de adaptación. Sin embargo, estos planes se llevaron a cabo "lo que se pudo en esos dos años y en 2011, con la llegada de la crisis, todo quedó paralizado", explica Abel López Díez, principal autor de la investigación. "Lo que se debería hacer es reactivar lo que se hizo en esa época, porque fue muy bueno y se establecieron cimientos muy fuertes".

"Realmente, lo más necesario es un plan que nos permita adaptarnos a la situación nueva y a las futuras variaciones climáticas porque, de esta manera, se podrían evitar muchos desastres", asegura Dorta.

La investigación desarrollada es tan solo una primera parte de lo que se plantea realizar globalmente. Ambos investigadores recuerdan que el próximo plan de adaptación debe ser muy específico y habrá de tener en cuenta las peculiaridades de cada isla.

Las emisiones de CO2 crecen desde 1990

El Observatorio de Sostenibilidad ha presentado un informe sobre cambio climático en Canarias que describe las emisiones de las Islas y algunas de las evidencias observadas. El objetivo es alertar a la sociedad de la importancia del cambio climático en esta comunidad y de la necesidad de tomar acciones urgentes.

Canarias es la segunda comunidad española que más ha incrementado sus emisiones desde 1990, pasando de un factor 100 a un factor 151. El Archipiélago representa el 3,7% del total de las emisiones del país entre 1990 y 2014 y un 4% en el año 2014, es decir, que se ha incrementado en el último periodo la participación. En emisiones por hectárea el valor es elevado, ocupando la quinta posición con valores ligeramente superiores al otro territorio insular; sin embargo, respecto a las emisiones por habitante, Canarias se sitúa en el puesto 12, con 6,19 toneladas equivalente por habitante.

Las temperaturas medias nocturnas han experimentado un incremento de 0,17 grados centígrados por década desde 1944. El calentamiento ha sido mucho más intenso en las áreas de montaña. El incremento de la temperatura y las advecciones de polvo sahariano han dado lugar a un fuerte incremento en la frecuencia e intensidad de los incendios en los montes canarios.

Según Dorta y López, el Cabildo de Gran Canaria está elaborando un plan de adaptación que probablemente "apruebe muy pronto". Además remarcan que tienen la impresión de que "el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife quieren reactivar la Agencia Canaria de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible, pero no hay nada seguro", explica López Díez. "Hay mucho discurso político, pero en la realidad, nada", añade Dorta. Con este documento pretenden sentar las bases de una nueva normativa.