El Comité Federal del PSOE, en medio de una fuerte división interna ahondada tras la votación, tomó ayer la decisión histórica de facilitar la investidura de un candidato de la derecha, Mariano Rajoy, con la abstención, lo que va a poner fin a diez meses de bloqueo en la formación de gobierno. Será la primera vez en democracia que los socialistas entreguen, de forma pasiva, el gobierno al PP, después de que los partidarios de la abstención hayan enterrado el “no es no” que Pedro Sánchez abanderó hasta que tuvo que dimitir hace tres semanas.
Con una mayoría bastante holgada de 139 votos frente a 96, abanderada por Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón, el Comité Federal acordó pronunciarse en contra de Rajoy en la primera votación y abstenerse en la segunda tras un intenso debate de cuatro horas que dejó patente la fractura del partido.
El presidente de la gestora, Javier Fernández, rechazó que haya una abstención mínima de once diputados, los suficientes para investir a Rajoy, postura compartida por la andaluza Susana Díaz. Fernández dejó claro que es “algo imperativo” que los 84 diputados, incluidos los del PSC, acaten el mandato del máximo órgano. Su plan es tratar de persuadir al PSC y a otros diputados remisos de que vean que la abstención es lo mejor para todos “de corazón”, también para los socialistas catalanes, porque no es “algo vergonzante”, ni supone apoyar al PP.
El acuerdo del Comité complica mucho las relaciones con el PSC, que insiste en su órdago de no dejar que gobierne el PP, lo que pretende ratificar el próximo martes en su Consell Nacional. Su líder, Miquel Iceta, rogó a Fernández que la gestión que se haga de la abstención sea “sensible, inteligente y comprensiva” con la posición política de los socialistas en Cataluña, porque quiere seguir “caminando juntos”. Los otros dirigentes “sanchistas” que defendieron el no hasta el final convinieron con Iceta en reclamar a la gestora que administre con “inteligencia” la traslación al grupo de la decisión del máximo órgano para no ahondar más en el cisma interno.
El riojano César Luena, la madrileña Sara Hernández o el castellanoleonés Luis Tudanca confían en que no se obligue a votar en bloque la abstención, aunque no concretaron ninguna fórmula alternativa. Sí aportaron una vía para no dividir más el grupo el exministro Josep Borrell y José Antonio Pérez Tapias, proclives a que los diputados puedan “votar en conciencia”. Borrell, además, cree que se debió consultar a las bases.
De los presidentes autonómicos partidarios del desbloqueo y descontando a Fernández, solo intervinieron Díaz y el extremeño Guillermo Fernández Díaz, puesto que los que gobiernan gracias a Podemos prefirieron guardar silencio. Díaz, que no pronunció la palabra abstención, se mostró convencida de que el PSC será obediente. También llamó a los socialistas a preservar la “unidad” para mantener un partido mayoritario, porque, de no plantar cara a Podemos, el PSOE terminará como “una Izquierda Unida grande”. Frente a la brecha de la que alertan los “sanchistas” entre la gestora y la militancia, la andaluza se mostró convencida de que la recuperación interna del partido va “más rápido de lo que parece” tras la convulsión que sufrió en el anterior Comité Federal.
El que fuera el principal escudero de Sánchez, el portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, consumó ayer su giro a la abstención, si bien no pudo estar en la votación, al ser padrino de la boda de su hermana.
Aunque la división marcó todo el Comité, los socialistas fueron capaces, al menos, de recuperar las formas y debatir a puerta cerrada de forma más sosegada a como hace tres semanas, cuando los reproches llegaron a convertirse, incluso, en gritos y llantos.
Fernández valoró que, tras lo “bochornoso” de aquel encuentro, la discusión discurriera ayer con “dureza, pero con respeto”.

Sánchez: “La militancia recuperará su PSOE”

El exlíder del PSOE Pedro Sánchez no acudió a la reunión de ayer, a pesar de tener voz en el Comité Federal como sus antecesores, pero nada más acabar el histórico comité escribió un mensaje en Twitter en el que dio a entender que no tira la toalla. “Pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base decida. Fuerza”, proclamado el impulsor del “no es no” a Rajoy y el PP con el que el PSOE se presentó a las elecciones el pasado 26 de junio, que decidió en un comité en diciembre de 2015, que no había cambiado hasta ayer y que, según sus partidarios, es mayoritario entre la militancia y simpatizantes.
En las más de cuatro horas de debate, solo el eurodiputado canario Juan Fernando López Aguilar, que el pasado 1 de octubre votó contra Sánchez y ayer apostó por mantener el no a la derecha, al entender que hay motivos más que sobrantes para no permitir que Rajoy siga en el gobierno aunque eso cueste unas terceras elecciones, aludió a la abstención mínima para reducir al máximo las consecuencias de la decisión.
Por su parte, el PSC catalán convocó para mañana un Consell Nacional extraordinario para abordar la decisión. El primer secretario, Miquel Iceta, ya explicó el pasado miércoles que su intención era que el máximo órgano de decisiones del partido entre congresos apruebe una resolución para instar a los diputados del PSC a votar “no” a Rajoy, aunque suponga romper la disciplina de voto. Iceta siempre ha rechazado al PP por sus políticas socioeconómicas, por dudar de que sea capaz de luchar contra la corrupción y bloquear las relaciones entre Generalitat y Estado.