Mientras espero a la próxima paciente, coloco la sala. El anterior ha dejado los cojines del sofá un poco revueltos. Preparo un vaso de agua nuevo por si tiene sed. Espero. Tocan el timbre, es ella. Abro la puerta, la hago pasar, se sienta y me dice... "Ana, ¿pero qué le ocurre a los hombres de hoy? ¿Cuándo se cambiaron los papeles? Ahora él es todo más que yo... tarda más en peinarse, está más depilado, se pone más cremas, quiere más citas románticas, más mimos, tener más relaciones sexuales especiales, más fidelidad y además ¡lloran!... ¿qué les está pasando?". Mis risas resuenan por todo el despacho y le digo entre carcajadas, "¿te quejas?". Llevamos pidiendo durante siglos que el hombre se sensibilice y, ahora que llega el momento, ¿es la mujer quien pierde la sensibilidad? ¿Qué nos ha ocurrido?

Hay estudios que demuestran que los hombres mayores de 65 años identifican en menor grado la inteligencia emocional como parte de ser fuerte, tendiendo a valorar más el poder físico. Es decir, a ellos les enseñaron que lo importante era esa fortaleza y que expresar las emociones no era de "hombres"... "Los hombres no lloran", les decían. Actualmente, solo un 22% de la población masculina considera que mostrar sus emociones es un signo de debilidad. El "Mad Men" ha sido sustituido por el hombre emocionalmente inteligente.

Y, ¿qué hay de la mujer del siglo XXI?

Hemos evolucionado, sí, nos han reconocido nuestros derechos, también. Pero... ¿equipararnos a ellos ha cambiado las tornas? ¿Seguimos agradeciendo un ramo de flores?

Sí, quien diga lo contrario miente. Solo que quizá ahora no tengamos el tiempo suficiente para caer en agradecer de una forma correcta ese detalle o de ser detallistas nosotras. Nuestra evolución y esos derechos de siempre, pero llevados a la práctica desde hace tan poco, nos obliga a no fallar, a ser fuertes, a levantarnos rápido y sin quejarnos cada vez que nos caemos. Puede, incluso, que forme parte de nuestro mecanismo de defensa, pero sentimos una enérgica mirada por encima del hombro que nos obliga a no fracasar, como si nos sintiéramos a prueba constantemente en todos los ámbitos de la vida, casa, trabajo, pareja, hijos... tenemos que ser perfectas.

Esas somos nosotras, muchas mujeres del siglo XXI. Pero sí, en el fondo, quizá muy en el fondo, seguimos agradeciendo unos bombones, un piropo... cualquier detalle, aunque algunas vean ese detalle con ojos de incredulidad.

¿Ellos? Los más versátiles se han adaptado a la época con facilidad, son los que han visto la botella medio llena, los que han entendido que somos iguales y, que las poquitas diferencias que tenemos, más que separarnos, nos unen. El nuevo hombre, emocionalmente inteligente, ahora reparte la carga con su pareja y se da cuenta de que él también quiere mimos, quizá no flores, pero sí un mensajito picante a media mañana y, ten por seguro que, estará pensando en la próxima cenita romántica y en lo que pasará después.

¿Qué hacemos entonces?

Dialogar, hablar de aquello que nos pesa, soltar cargas ajenas a nuestra pareja para así poder relajarnos y no tomarla con ella... Debemos dejar de sentir que estamos a prueba en todas nuestras facetas en cada momento del día. Debemos de intentar ver también la botella medio llena y "aprovecharnos" de los nuevos roles.

¿Eres soltera y pasas del romanticismo? ¿Y?

No busques problemas donde no los hay. Siempre han existido hombres a los que no les gustan los compromisos ni las relaciones a largo plazo, ¿por qué no iban a existir mujeres así? Si te apetece ten pareja, si no te apetece, o no es el momento, no la tengas. ¿Sólo sexo? Pues solo sexo.

Pensar así en un momento determinado de tu vida o pensarlo durante tu vida entera no es un problema es, simplemente, una opción. Cierto es, que el sólo sexo, a la larga genera un vacío emocional, porque digamos lo que digamos somos todos seres necesitados de cariño, de comprensión, de amor... y engañarse durante mucho tiempo producirá malestar.

Por lo tanto, y a modo de síntesis, la evolución ha tenido muchas cosas favorables, los chicos ya pueden llorar y nosotras demostrar que podemos. El cambio de papeles ha traído que ellos se cuiden más, que conecten con su parte emocional y que puedan demostrarla. Ellas ocupar sitios de poder, donde antes solo estaban dirigidos al género masculino, esa toma de poder ha hecho que las mujeres adopten formas que antes eran más masculinas, entonces... ¿qué fuerza ejerce ese poder, esas posiciones sociales, que hacen que los sentimientos se pongan a un lado? ¿Poder y sentimientos no pueden ir juntos?...

*Psicóloga y Terapeuta.

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