La borrasca que afectó la semana pasada a las Islas fue más intensa dentro que fuera del edificio. La culpa la tuvo la obsesión desmesurada de nuestra "querida" presidenta, doña Monsi, por la previsión del tiempo.

-Esta tarde va a caer una buena -gritó por el hueco de la escalera.

-Lleva cayendo desde que usted llegó a la Presidencia -murmuró entre dientes Carmela, a la que sorprendí echando en el cubo unas gotas de una colonia que, según me explicó, había heredado de una tía política con la que apenas tenía trato.

Al llegar al portal noté una corriente de aire. Me di cuenta de que la puerta estaba abierta porque dos hombres estaban descargando unas cajas. Uno de ellos estornudó varias veces.

-Disculpe, es que soy alérgico a la lejía.

-Será a la colonia -le corrigió Carmela.

-Más bien al agua -susurró María Victoria, con el dedo índice y pulgar haciendo de pinza en su nariz.

-Dejen eso ahí -les ordenó doña Monsi desde lo alto de la escalera.

Los hombres hicieron lo que les indicó la presidenta y se marcharon. María Victoria, vestida con un chandal de piel de cordero, no pudo evitar la curiosidad y preguntó qué había allí dentro.

-Velas, mantas y un par de latas de conserva -dijo.

-¿Se va de excursión? -preguntó Carmela con más deseos de que doña Monsi le dijera "sí" que cuando le pidió a su ahora marido que se casara con ella.

-Pero ¿es que no han oído lo que ha dicho el hombre del tiempo? -se enfadó la mujer.

-¿Que va a llover? Eso es normal en otoño, señora -contestó Eisi, pegado a una de las cajas por si lograba agenciarse un par de latas.

-Qué poco informados les veo. ¿Se acuerdan de Noé? Pues lo suyo fue una llovizna comparado con la que se nos viene encima -advirtió doña Monsi.

De repente, otros dos señores entraron en el portal y ella les hizo indicaciones para que dejaran una gallina, un gallo, una ternerita, un par de conejos, un pato y una pareja de palomas a la entrada del ascensor. Al marcharse, uno de ellos estornudó también.

-Es que apesta a lejía -se quejó.

-Y dale. Que es colonia -aclaró Carmela.

Doña Monsi carraspeó para reclamar nuestra atención.

-Queridos vecinos, es hora de que suban a sus viviendas y cierren puertas y ventanas. El diluvio está a punto de llegar.

En medio del alboroto, el gallo empezó a cantar. Tenía un "nosequé" de Joe Cocker al final de cada nota. La ternerita se puso a temblar y las palomas estornudaron.

-Eso es por la lejía -apuntó Eisi.

-¡Que es co-lo-nia! -gritó Carmela.

-El Señor nos coja confesados. Ese canto indica que está llegando el fin del mundo -vaticinó María Victoria.

Extrañamente, sin rechistar, cumplimos la orden. Subimos a nuestros respectivos pisos y cerramos puertas y ventanas a cal y canto. Doña Monsi se había quedado con los animales y el avituallamiento en su piso y decidió usar la megafonía del edificio para seguir informándonos.

-Atención. Se espera que la lluvia comience en veinte minutos -anunció con voz enlatada.

-¿Y qué vamos a comer si no podemos salir de aquí? ¡Egoísta! -se quejó María Victoria, a través de la cerradura de la puerta y entre sollozos, abrazada a su chandal de piel de cordero.

A las cinco menos cuarto, doña Monsi se despidió de todos nosotros. Su voz retumbó en las paredes del edificio y lo último que le escuchamos decir fue la cuenta atrás.

-Tres, dos, uno...

Un silencio sobrecogedor nos envolvió durante ocho minutos eternos hasta que Carmela, que había decidido encerrarse de forma irresponsable en el ascensor mientras pasaba la supuesta tormenta, salió y pronunció un tímido "¿hola?".

Poco a poco fuimos abriendo las puertas y bajando al portal.

-Vecinos, hemos sobrevivido -comunicó emocionada doña Monsi.

-Vaya, qué pena -se lamentó Eisi, al ver cómo la mujer seguía vivita y coleando.

-Ah, y una cosa, que alguien saque de aquí a estos animales que no paran de estornudar -ordenó.

-Es por la lejía -comentó María Victoria recuperada del susto.

Harta, Carmela cogió el bote de colonia y lo derramó por el sumidero de la azotea. Desde entonces, el edificio no para de vibrar, como si estornudara. No sé yo.

@IrmaCervino

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