Cumplir más de cincuenta años cuando se trata de un festival cinematográfico, supone todo un referente y un logro en el panorama audiovisual. Fue en 1956 cuando se celebraba la primera edición de la Seminci, con Valladolid como ciudad anfitriona y un marcado carácter religioso vinculado a la identidad de la ciudad y de aquellos primeros años. Una etiqueta que abandonó rápidamente incorporando en cada convocatoria nuevos retos y premios, categorías que definían la actualidad cinematográfica y evolucionaban con el propio cine. Por eso afirmamos que el festival de Cine de Valladolid está muy vivo, porque sigue sorprendiendo cada año con sus nuevos retos y secciones, afianzándose en el abanico de eventos cinematográficos nacionales e internacionales. Así lo corrobora su organización, que reivindica al Festival como el segundo más importante de España después de San Sebastián, así como destaca su espíritu innovador y cambiante en el que año tras año se baten récords de participación y se obtiene un gran retorno mediático. Hasta su premio emblema, la "Espiga" ha sufrido una evolución importante: este año al margen de la tradicional "Espiga de Oro" y "Espiga de Plata" en las diferentes categorías, se entregó la Espiga Arco Iris, premiando aquellas obras que defienden la diversidad sexual y la identidad de género. Toda una apuesta.

La Seminci es un festival que conjuga a la perfección la promoción del cine local y de autor con la revisión de las tendencias internacionales y la visita de grandes cineastas. La Sección Oficial es la encargada de ofrecer lo mejor del panorama del cine mundial sin poner barreras a la participación de directores noveles y propuestas arriesgadas. También la sección Punto de Encuentro, que acoge propuestas extranjeras que destacan por su temática. Así mismo, existen varios espacios de privilegio para la difusión del cine español, tanto en la categoría de largo como de corto cinematográfico. Spanish Cinema se dedica por entero a realizadores españoles y en ella conviven grandes nombres consagrados del séptimo arte con la incorporación de nuevos talentos. Más comprometidos con lo local, las secciones de Castilla y León en corto y largo les ofrecen a los directores castellano leoneses la oportunidad de mostrar sus obras. En la misma línea el lugar para el género documental español se aglutina en torno a la sección DOC España, rindiendo homenaje a ese formato que algunos consideran menor pero que demuestra gozar de muy buena salud en nuestro país.

También se acogen en la Seminci eventos satélite como las actividades en torno al Cine y el Vino, que incluyen los maridajes característicos entre ambos mundos y que hoy están presentes en todo Festival. En este caso la Denominación de origen de Ribera del Duero es toda una tarjeta de presentación. Por descontado también pudimos disfrutar de exposiciones, talleres, visitas culturales al patrimonio de la ciudad, gastronomía, turismo, clases magistrales y una política de divulgación sobre el séptimo arte a través de la publicación trimestral que ofrece la Organización.

Pero si algo nos gusta de este Festival es su implicación y la apuesta hacia el público joven. Hablamos de secciones específicas como la SEMINCI JOVEN 2016, sección competitiva para público con edades comprendidas entre 12 y 18 años y la MINIMINCI, que se dedica a niños de entre 7 y 12 años, no competitiva. También se incorporan espacios de exhibición para dos de las escuelas de cine más importantes de este país, la ECAM de la Comunidad de Madrid, y la ESCAC, de Catalunya, que reflejan la apuesta por todo lo novel y la captación de talento. La Organización del Festival afirma como todo un éxito de su programa que en el año 2015 sentó en salas a más de 16.000 escolares de Valladolid y Castilla y León, una cifra que seguro ha sido más elevada en esta 61 edición. Esta apuesta tan inteligente hacia el público más joven nos gusta por muchas razones:

En primer lugar es uno de los pocos festivales que implica de forma tan explícita a las nuevas generaciones de espectadores, demostrando así una valentía y una visión estratégica que cabe destacar, pero sobre todo se trata de un elemento diferenciador con otros festivales y eventos cinematográficos. Los escolares pudieron otorgar por votación popular un premio de 6000 euros a su película favorita de entre las nueve seleccionadas a concurso dentro de la sección "Seminci Joven". En el caso de la "Miniminci", no competitiva, los niños pudieron participar con un concurso de carteles para escoger la imagen de la sección a los que acudieron más de 1220 propuestas de entre 23 colegios de la ciudad.

La visión de futuro está implícita en estas secciones infantiles y juveniles. ¿Existe mejor forma de arraigar un evento tan relevante para la ciudad como la de incorporar a su población más joven?. Esta visión les implica, les introduce desde pequeños en el respeto hacia el cine como arte y como espacio cultural, y les compromete con la continuidad del evento perpetuándolo en la identidad y el futuro de la ciudad. Se trata de crear cultura audiovisual. Con esta filosofía y visión la propia Universidad de Valladolid es la que patrocina la sección "Seminci Joven".

El cine en España presenta audiencias minoritarias si las comparamos con la de otros medios de comunicación como la tv e internet. Su audiencia se caracteriza por una gran representación de las clases media y medias altas y un marcado carácter joven. Partimos de una base, los menores de 14 años no son auditados en las encuestas de consumo de medios, pero sin embargo sabemos que son grandes prescriptores en los hogares, y parte de su ocio pasa por ir a ver la amplia oferta de películas de animación e infantil arrastrando con ellos a su familia. A partir de esta edad (14) podemos observar la importancia de estos segmentos jóvenes, el 11.2% del público del cine tiene entre 14 y 19 años, y el 12.1% representa al segmento de los 20 a 24 años (son datos de la AIMC del 2015, la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación). Entre ambos grupos se alcanza más de un 23% de la audiencia. En sí mismo el dato es suficiente y representativo de la población española como para ser tenidos en cuenta en cualquier evento relacionado con el cine, pero es que además representan el futuro de las audiencias de este país. Es una cuestión esencial: la de sembrar hábitos para recogerlos más adelante. Conviene aclarar que esta estadística se refiere a las pantallas de exhibición de salas cinematográficas, porque el consumo de cine es muy superior si incorporamos otros lugares y hábitos de exposición, especialmente internet. Un dato que de forma inevitablemente debemos tener en cuenta si miramos hacia el futuro.