La vía exterior de Santa Cruz de La Palma, de 3,76 kilómetros, presenta tramos de centenares de metros sin iluminación, con decenas de farolas con las lámparas fundidas desde hace al menos meses, según ha podido comprobar esta redacción.

La circunvalación (LP-20) se incorporó a la Red de Carreteras de la Isla en el año 2000 y su gestión pertenece al Cabildo de La Palma, que no cuenta con un equipo específico de electricistas a los que poder recurrir para cualquier tipo de incidencia. Ahora que la institución insular se encuentra negociando con los ayuntamientos la privatización o externalización (término que prefieren utilizar los responsables políticos) del alumbrado público de la Isla, hay que destacar que esta fue una de las primera carreteras (quizás la primera) cuyas luminarias se dejaron en manos de una empresa privada.

Ocurrió en diciembre de 2012, cuando la institución insular firmó un contrato con Postigo Obras y Servicios S.L. para el mantenimiento y conservación del nuevo túnel de la Cumbre y de la carretera LP-20 de circunvalación a Santa Cruz de La Palma. El acuerdo fue un fracaso que se acabó rescindiendo. La vía exterior se traspasó entonces a Tragsa, aunque para el control de los túneles. La realidad a día de hoy es que la vía en muchos tramos se ha quedado completamente a oscuras.

Esta carretera dispone, entre la calzada central y las desviaciones para acceder a diferentes barrios de la ciudad, unas 300 farolas, que se distinguen de las municipales por los materiales de fabricación. Más de la mitad de las lámparas están fundidas. No es que haya un sistema inteligente de control que las apague por zonas para lograr un ahorro energético (eso en este caso ocurre solo dentro de los túneles). La situación se resume de forma mucho más primitiva: las bombillas han cumplido su tiempo útil de vida y no han sido sustituidas.

Si en la calzada principal, la que discurre desde la rotonda de acceso al puerto hasta la situada por debajo del barrio de Mirca, es patente la falta de bombillas, la situación es aún más grave en los ramales que conectan con los barrios. Los más que lo sufren, ya se han quejado de esta situación, son los jóvenes estudiantes que van caminando desde la urbanización Benahoare hasta el IES Virgen de las Nieves por la acera habilitada durante la construcción de la vía. Es oscuridad absoluta. Resulta clarificador cómo en este barrio sí funcionan correctamente las luminarias municipales, que dependen del personal del ayuntamiento, y junto a ellas, tras superar el colegio de Infantil y Primaria, las que pertenecen al Cabildo están fundidas.

La misma oscuridad se reproduce en el comienzo del ramal a San Telmo, hasta el punto de que el propio ayuntamiento ha tenido que reponer las lámparas de las farolas más cercanas a la Escuela de Arte, después de las peticiones cursadas por la propia comunidad educativa.