Si esta noche las estaciones medidoras de la calidad del aire en Madrid siguen detectando concentraciones de NO2 de más de 200 microgramos por metro cúbico de aire, la capital estrenará mañana una medida inédita, solo podrán acceder a la denominada almendra central la mitad de los vehículos.

La ciudad se uniría así a otros grandes núcleos de población europeos en los que esta medida está prevista en sus respectivas legislaciones desde hace años e incluso ha llegado a utilizarse durante algún episodio de alta contaminación.

Siempre se habla de París porque la capital francesa fue la primera gran ciudad europea en adoptar esta medida a finales del siglo XX. Se aplicó por primera vez el 1 de octubre de 1997 y los datos oficiales dicen que el tráfico cayó ese día un 20 por ciento y las emisiones de dióxido de nitrógeno lo hicieron un 15 por ciento.

Más recientemente, en marzo de 2014, las autoridades parisinas tuvieron que recurrir de nuevo a la "circulación alterna" ante un episodio de alta contaminación, en medio de las críticas de algunos partidos y de asociaciones de automovilistas.

A las ocho de la mañana del 17 de marzo de 2014, dos horas y media después de la puesta en marcha de la prohibición, los atascos en París y en las 22 ciudades limítrofes por las que tampoco podían circular coches con matrícula par eran de 87 kilómetros, frente a los 130 habituales a esa hora.

Las restricciones al tráfico de vehículos en función de las terminaciones de las matrículas son también muy populares en Italia donde, en diciembre del año pasado se aplicaron en varias de sus grandes ciudades, de norte a sur, debido a un período de casi dos meses sin lluvia ni viento.

Los ciudadanos de Milán, Turín, Roma o Nápoles vieron condicionados sus desplazamientos por las limitaciones dictadas durante varios días.

Las pérdidas económicas motivaron airadas quejas del sector empresarial, especialmente del comercio, debido a que las restricciones coincidieron con los primeros días de la campaña de Navidad.

Roma, una de las ciudades europeas con mayor densidad de vehículos por habitante, y el norte, más industrializado, son las zonas de Italia que con más frecuencia han sufrido esas medidas para paliar los efectos de la contaminación.

Budapest y Atenas han recurrido también en alguna ocasión a esa medida que ahora parece estar a punto de estrenar Madrid, mientras que casi todas las grandes ciudades tratan de restringir el tráfico aunque no sea con el sistema de matrículas par-impar.

Así, Lisboa prohíbe circular por las calles del centro a los vehículos de más de quince años, mientras que Londres ha optado directamente por establecer una tasa para quienes quieran acceder con sus vehículos a las denominadas zonas penalizadas de congestión.

Pero no solo en Europa se lucha contra los malos humos restringiendo el tráfico en función de las matrículas; en los noventa se ponía en marcha en México el conocido como "Hoy no circula" que, durante temporadas enteras, se aplica un día por semana independientemente de episodios concretos de alta contaminación.

Sao Paolo, Santiago de Chile, Bogotá o Quito son otras grandes ciudades sudamericanas en las funciona desde hace años de forma prolongada y no excepcional la circulación alterna, lo que colombianos y ecuatorianos conocen como "pico y placa".

En Asia, Delhi, Pekín y otras macrourbes chinas han recurrido también a esa medida dentro de sus esfuerzos para combatir la contaminación.