El exalcalde de Arona José Alberto González Reverón (CC) negó hoy en el juicio oral de una de las piezas separadas del caso Arona que tratara de favorecer a uno de los aspirantes en una oposición de la Policía Local y explicó que los comentarios que aparecen en una grabación telefónica pidiendo "tirar para arriba" de él fueron hechos en broma, "en plan jocoso".

En esas oposiciones para diez puestos de la Policía Local, celebradas en 2008, el alcalde mostró interés por uno de los candidatos, Nicanor Valentín Díaz, debido a que ya era agente interino y residente en el municipio, pero negó que influyera para que finalmente alcanzara la décima posición, como sostiene la fiscalía.

Como ejemplo de su falta de influencia en esas oposiciones, el exalcalde recordó que recibió una llamada del entonces presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, interesándose por su sobrina, candidata a una de las plazas. También le llamó el entonces vicepresidente del Cabildo de Tenerife y actual alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, para interesarse por dos amigos que se presentaban.

Ninguna de esas tres personas aprobó las oposiciones, como tampoco lo hizo el hijo del entonces concejal Manuel Reverón, dijo el exalcalde para mostrar su falta de influencia.

En esta pieza también está acusada la subinspectora de la Policía Local de Arona y presidenta del tribunal evaluador de las oposiciones, Hortensia García, para la que se piden ocho años de inhabilitación.

La fiscal María Isabel Silva pide para el exalcalde dos años de prisión y quince de inhabilitación por prevaricación, tráfico de influencias y coacciones tanto por el asunto de las oposiciones como por otros cinco que se juzgan, todos basados en las conversaciones telefónicas que le grabó la Policía.

En otro de los asuntos, referido al interés por evitar el derribo de una casa en suelo rústico del concejal Manuel Reverón, el exalcalde conversó con la exconsejera del Cabildo de Tenerife María del Pino de León (CC).

Otra de las gestiones por las que se juzga al alcalde es su supuesta intervención en la adjudicación de un contrato laboral para la oficina del sur de la Cámara de Comercio a favor de un vecino de Arona, Carlos Enrique Morales.

Las gestiones para conseguir una plaza en una guardería pública a favor de una niña, hija de un amigo del hijo de González Reverón, y las llamadas a la empresa Camilo Álvarez, concesionaria del Ayuntamiento, para que contratara a varias personas recomendas por González Reverón son otras de las actuaciones en las que la fiscalía sustenta su acusación.

En la conversación con la subinspectora de la Policía Local de Arona y presidenta del tribunal evaluador de las plazas para la Policía Local, González Reverón le pide que hay que "tirar para arriba" de Nicanor Valentín Díaz, una expresión que el exalcalde sostiene que era en plan jocoso, porque ni él ni Hortensia García podían influir en el resultado.

La subinspectora comunica en la conversación al alcalde que tuvieron que tirar del opositor en la prueba de inglés, realizada por la profesora Mónica López, porque su nivel era muy bajo.

Pero durante el juicio, Hortensia García señaló que le tuvo que decir esa clase de "tonterías" a González Reverón porque estaba cansada de sus continuas llamadas a lo largo del proceso selectivo para interesarse por determinados candidatos.

La profesora de inglés, que anteriormente había dado clases particulares a la hija de la subinspectora, compareció como testigo y corroboró que nunca hablaron del proceso selectivo y que ella actuó exclusivamente basada en su criterio profesional.

Hortensia García declaró que todo el proceso de las oposiciones fue riguroso y exquisito y que no se conocía la identidad de ninguno de los opositores durante las pruebas, aunque más adelante reconoció que la prueba oral de inglés se hizo en presencia de los miembros del tribunal.

González Reverón aseguró que en ninguno de los seis asuntos de presunto tráfico de influencias por los que se le juzga intentó influir, sino nada más interesarse e informarse sobre su marcha, casi siempre por cortesía ante las peticiones de los vecinos.

Reconoció que como alcalde le interesa que las oposiciones a la Policía Local las aprueben vecinos de la localidad, para que después no pidan trasladados a sus lugares de origen, pero insistió en que no tenía ninguna capacidad de influir en el tribunal evaluador.

Sus gestiones por la vivienda en suelo rústico de su concejal tampoco pasaron de mostrar interés y pedir información sobre la posibilidad de presentar alegaciones al plan parcial del Cabildo por entender que había un error al haber una discrepancia con el plan general municipal.

Para la contratación de un empleado de la Cámara de Comercio, González Reverón habló con el entonces director general de esa entidad, Vicente Dorta, para decirle que estaba interesado en que la plaza se la dieran a Carlos Enrique Morales por su perfil profesional, pero negó ninguna influencia en el proceso selectivo.

En su testimonio ante el tribunal, Vicente Dorta, señaló que González Reverón no tenía ninguna posibilidad de influir, porque el proceso estaba organizado por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio y gestionado por una consultora independiente.

También negó el exalcalde cualquier influencia para conseguir una plaza en una guardería para la hija del amigo de su hijo, y el padre de la niña insistió en su testimonio ante el tribunal en que él solo pretendía que González Reverón se informara de cómo iba el expediente, en ningún caso pretendió que lo ayudara.

Sobre sus recomendaciones de contratos laborales a vecinos de Arona en la empresa Camilo Álvarez, el exalcalde aseguró que se trataba de personas propuestas por los servicios sociales porque estaban en riesgo de exclusión, y al final era la compañía la que libremente decidía a quién emplear.