Nunca una huelga puso de tan buen humor a niños y adolescentes. Las familias de todo el país han decidido bautizar noviembre como el mes de los fines de semana sin tarea. El llamamiento, hecho por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) a nivel nacional, ha sido secundado por Fitapa y otras ampas del Archipiélago. Los chicos, explican los padres, deben pasar más tiempo con ellos y desarrollar otras actividades lúdicas y formativas que, con tanta tarea, han desaparecido de sus horarios. Puede parecer el sueño de cualquier estudiante, pero la convocatoria quiere reabrir un debate inconcluso sobre las tareas de los alumnos y el papel de las familias en la enseñanza.

Eso es lo que piensa José Ramón Barroso, secretario de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras (CCOO). "Es una llamada de atención que tiene que ver con la relación de las familias, el tiempo de ocio de los menores e, incluso, con la necesidad o no de mantener los centros educativos abiertos por la tarde. Necesitamos un Pacto Social y Político por la Educación, en Canarias y en España", puntualiza.

Pedro Crespo, presidente de ANPE Canarias, cree que esta "insumisión" a los deberes cuestiona la figura del docente. "Rechazamos las propuestas que cuestionan la labor del profesorado, su libertad de cátedra y que menoscaban los principios de autonomía pedagógica y organizativa de los centros educativos". El representante sindical, en cambio, aboga por fortalecer el diálogo de las familias con la escuela para que se haga un uso "racional" de los deberes. Algo similar piensa el STEC, que exige "respeto a la labor docente" y apuesta por el "diálogo entre las familias y los centros educativos" en este y otros campos.

Eusebio Dorta, presidente de Fitapa, prefiere no llamar "huelga" a un proceso que espera que se lleve a cabo con apoyo del profesorado, pero advierte de que si hay oposición no dudarán en ejercer este "novedoso"derecho. En Canarias el seguimiento se prevé desigual según los centros: los concertados son los que menos apoyan este "paro".

Los padres no pretenden que los chicos no hagan nada esos días: han propuesto alternativas a los deberes y han repartido un catálogo de actividades "en familia", como "charlar de un tema de actualidad, preparar una cena, visitar un museo o practicar deporte". La lista es larga. Lo que está claro es que los padres, a pesar de las críticas, quieren entrar de lleno en el debate sobre la educación que reciben sus hijos en la escuela.