Solo el ronco traqueteo del grupo electrógeno rompe el silencio. Apenas se aprecia movimiento bajo la carpa instalada en la zona de Las Mantecas, una paradoja en un lugar que en el momento de las funciones se convierte en un hervidero.

Es martes, jornada de descanso en el Circo Alegría, que hasta el 19 de noviembre ofrecerá, solo en La Laguna, su espectáculo: Aqua Circus. "Este montaje lo llevamos produciendo hace catorce meses, desde agosto 2015", comenta la italiana Dicky Faggioni, directora artística de la compañía, sexta generación circense, que ahora se perpetúa en su hija Denisse. En su día también ella vistió lentejuelas y tuvo número propio, recibiendo los aplausos del público. Ahora se centra en tareas de coordinación y producción.

La jornada para los cuarenta artistas, con edades desde los 18 a los 26 años, comienza hacia las nueve de la mañana. Una vez repuestas las fuerzas tras la exigencia de la noche anterior se inicia toda una rutina de movimientos y ejercicios propios de auténticos atletas.

Entre el elenco, de hasta quince nacionalidades, figura Acrodreams, con Tomasz Kaskow y Fátima Martínez, ganadores de "Insuperables", concurso de TVE, números de aro aéreo, roller skater, antipodismo, hombre láser, trapecio, moto acuática, alambre, red aérea, magia y los payasos, claro.

Sobre una tarima redonda, evolucionan los patinadores, él, cubano y ella, valenciana, pareja en el espectáculo y también en la vida real. El circo ha terminado por unirlos, como en el número donde se entrelazan y giran vertiginosamente, casi desafiando las leyes físicas. En la pista central, elevándose en un aro, una joven realiza equilibrios impensables, mientras la envuelve una columna de agua, el motivo de esta gira.

Los 24.000 litros de agua necesarios se transportan de ciudad en ciudad y bajo su apariencia incolora se lanza un mensaje en consonancia con la campaña de Greenpeace: Salvemos el Océano.

El vestuario representa un elemento básico y fundamental. "Cada artista utiliza siete piezas diferentes", lo que suponen más de 200 cambios, explica Dicky. En una de las caravana, las polacas Isabella y Mirka se encargan de mantener a punto todo este material, una parte elaborada por la misma compañía y otra procedente de Estados Unidos.

A unos pasos, otro vehículo alberga una escuela móvil donde se disponen pizarra, pupitres, ordenadores y a la que asisten a diario los hijos de trapecistas, equilibristas, payasos... Es un Campus dentro del campus de Guajara. Como sucede en las unitarias de zonas rurales, aquí también se mezclan las edades y así, mientras unos aprenden a leer, otros ya despejan incógnitas. A la mayoría no se les pasa por la cabeza lo de ser médico, futbolista, abogada... "También ellos se orientan al circo", subraya Dicky.

La mayoría disponen de cocina en sus propias caravanas. Los chóferes, montadores y quienes viven solos tienen a sus disposición un vehículo en el que a diario se sirven hasta 4 o 5 menús diferentes.

Dicky Faggioni y su familia residen en una casa en Girona. Cuando están de gira convierten aquel habitáculo sobre ruedas en lo más parecido a un hogar: salón, cocina, habitaciones... convertida en un espacio lo más confortable posible. "Es una vida dura: cambiamos de sitio constantemente y apenas hay tiempo para crear lazos de amistad", dice Dicky.

En el circo, espectáculo, negocio y familia son todo uno. Su mundo es diferente.