El periodista grancanario Sebastián Quintana trabaja, día a día, en la elaboración de una estadística y un estudio inédito sobre el problema de los ahogamientos y accidentes en el medio acuático en Canarias. Tras casi dos años de recopilación de datos, las conclusiones sobre el fenómeno revelan la necesidad de trabajar sólidamente en la prevención. Y especialmente entre los millones de turistas que vienen al Archipiélago a bañarse y disfrutar del sol. El año pasado hubo 39 fallecidos por accidentes de tráfico en las islas y 62 muertos por ahogamiento. Y ya en 2016 existen 63 víctimas mortales por dicha causa, a falta de más de la mitad de días de noviembre y todo el mes de diciembre.

El 92% de esos fallecidos son turistas. Quintana comenta que "la asignatura pendiente" es que esas personas que pasan sus vacaciones en el Archipiélago conozcan las precauciones que deben tomar al entrar en el agua en las playas. Una cadena hotelera grancanaria, Lopesan, ya divulga en su canal interno de televisión la campaña "Canarias, 1.500 km de costa", desarrollada por el propio Quintana, en seis idiomas diferentes. Y el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana hace lo mismo en seis pantallas gigantes situadas a pie de playa. Pero parece que aún queda mucho por hacer, tanto entre turistas (15 millones se prevé que visiten las Islas este ejercicio) como entre residentes.

Los turistas fallecidos tenían nacionalidad alemana, finlandesa, británica, islandesa, sueca, suiza, austríaca, polaca, mauritana, rusa, francesa, italiana, irlandesa y china.

Quintana, que participó ayer en un seminario sobre seguridad en el medio marino organizada por la Escuela de Náutica de la Universidad de La Laguna, señala que la falta de cultura sobre el riesgo acuático no es un problema solo de Canarias o España, sino europeo y mundial. El año pasado fallecieron en el medio acuático medio millón de personas en todo el planeta. Y la Organización Mundial de la Salud ya advirtió sobre este preocupante fenómeno en un informe en el que pide que los Estados se impliquen en la prevención.

El periodista grancanario explica que muchos de los turistas que visitan el Archipiélago son europeos que, generalmente, están acostumbrados a bañarse en piscinas, lagos o ríos, pero no en un mar abierto, en el que sube y baja la marea, hay corrientes de superficie y submarinas, así como playas con muy diferente orografía.

Quintana advierte de que uno de los problemas graves a los que se enfrentan los bañistas, tanto los locales como los foráneos, es la denominada "ola de retorno", es decir, el "arrastre hacia mar adentro" que impide que el nadador regrese con facilidad a tierra. El bañista nada hacia la arena o las rocas, pero empieza a percatarse de que no avanza. Al sentir que nada contracorriente, se pone en estado de gran nerviosismo o ansiedad. Se ve inmerso en una situación en la que gasta muchas fuerzas para ganar la orilla, a pesar de que su preparación física es limitada. Y todo ese proceso, a veces, acaba con un desvanecimiento o un infarto, según detalla el periodista grancanario, en base a los datos recabados de expertos en seguridad en el mar.

Ante estas situaciones, los especialistas aconsejan dejarse llevar por esa "ola de retorno", ya que no suele arrastrar más de 150 metros mar adentro. Así, sin haber hecho un gran esfuerzo, podrá agitar las manos o pedir auxilio con más tranquilidad, así como esperar a equipos de rescate.

Otra alternativa para los nadadores que se vean en esa situación puede ser nadar hacia los laterales del punto en el que están, unos 10 o 20 metros, paralelos a la costa, hasta que esa "corriente de arrastre" no tenga efecto y se pueda volver a la arena o las rocas, según el responsable de la campaña "Canarias, 1.500 km de costa".

Sobre la gestión de este problema con turistas como mayoritarios protagonistas frente a la promoción exterior del destino, Quintana está convencido de que en Canarias se debe poner en valor el aspecto de que, además de cuidar la atención y la calidad de la estancia de los visitantes, se incide en que en el Archipiélago también se trata de garantizar su integridad física.

En cuanto a las cifras mensuales, Quintana señala que en los meses de julio y agosto se redujo el número de fallecidos en un 31 por ciento.

Sin embargo, la tendencia se ha invertido considerablemente en septiembre, octubre y parte de noviembre. El mes con más víctimas mortales fue mayo, seguido de enero y octubre. Está convencido de que en el Archipiélago hacen falta más socorristas para trabajar en los 332 puntos de zonas de baño, de los que 152 son de alto uso.

Actualmente, Tenerife es la isla donde más muertos ha habido por ahogamiento en el mar.

Sebastián Quintana también muestra su preocupación por los accidentes protagonizados por pescadores o practicantes de submarinismo.