No necesitaron ni votar. Lo que era un secreto a voces, ni siquiera secreto, pues ya ocurrió en junio de 2015, se repitió anoche en la asamblea de CC del Puerto de la Cruz, que, por aclamación, rechazó la censura a Lope Afonso (PP) y el cogobierno con el PSOE, su histórico adversario político en la ciudad. Los 96 militantes que asistieron a la cita lo dejaron claro durante sus intervenciones y, si hubo alguna voz contraria, como constató EL DÍA, se quedó por fuera o en su casa, ya que la conclusión en la sede situada en frente de la cofradía de pescadores no pudo ser más contundente y explícita.

Tal fue la unanimidad que, como ya ocurriera hace un año y medio, los afiliados ligaron su futura vinculación a la estructura de CC a lo que ocurra con los cuatro concejales nacionalistas: en caso de que se consume su expulsión del partido por desobedecer la directriz de la Ejecutiva Nacional y la Insular, se darán de baja del partido, lo que, sin duda, creará una crisis sin precedentes y consecuencias impredecibles, principalmente en la formación local, pero quizás también en el Norte.

La primera teniente de Alcalde y secretaria general de CC en el Puerto, Sandra Rodríguez, indicó tras concluir la asamblea que, al menos, está convencida de que muchos integrantes de CC a otras escalas no solo escucharán el sentir unánime y aplastante de la militancia local, sino que les entenderán perfectamente. Por eso, y aunque en el fondo los cuatro ediles se muestran ya resignados a la expulsión, confía en que pueda haber un replanteamiento no solo del caso portuense, sino de las dificultades en general para cumplir un pacto en cascada que, a su juicio, es el problema base que contextualiza la situación.

Como viene sosteniendo desde hace semanas, en línea con el edil de Urbanismo y secretario de Organización local, Juan Carlos Marrero, Rodríguez no halla razones para una censura, que en realidad es una autocensura de la propia gestión de CC, y tampoco para cogobernar con un PSOE que no ha respaldado "ni una de las duras medidas que hemos aplicado para reducir la deuda financiera hasta los 5 millones y, seguramente, liquidarla antes de lo previsto".

La asamblea de anoche comenzó sobre las 20:30 horas y duró unos 70 minutos. Según numerosos presentes, la unanimidad fue la nota predominante, con algún contraste de pareceres esporádico e intenso, pero que no distorsionó en ningún caso el sentir mayoritario. En realidad, un sentir aplastante, por aclamación y con la firme decisión de abandonar el partido si CC cumple su amenaza de expulsar a los ediles díscolos con la adenda.

Rodríguez y Marrero indicaron a EL DÍA que ni siquiera se han sentado a analizar las opciones como ediles de gobierno si los expulsan, pasan a ser no adscritos y pierden el grupo y, por tanto, los salarios.

Una expulsión ordinaria que puede tardar mucho

Los concejales de CC en el Puerto salieron ayer con una conclusión clara: ni presentarán una censura contra el PP y, en el fondo, contra sí mismos, ni cogobernarán con el PSOE porque esa es la petición aplastante de los militantes, al menos de los que asistieron anoche. Vale que solo fueron 96 y que, en realidad, estaban llamados 477 (si bien muchos rebajan bastante esa cifra), pero tanto Rodríguez como Marrero se mostraron satisfechos por la participación y recalcaron que solo tras la muerte de Brito acudieron 150 afiliados, la cifra más alta en las últimas asambleas claves. Los ediles no saben aún si, al final, se consumarán los expedientes de expulsión o si habrá una reflexión en el partido que, de momento, no casa con lo dicho por dirigentes regionales. Tampoco saben qué harán si se convierten en ediles no adscritos, aunque al menos dos sí están en condiciones de mantener sus competencias y volver a sus trabajos previos. Lo que sí tienen claro es que el expediente de expulsión será ordinario, tardará bastante tiempo y, en ese proceso, creen que puede pasar muchas cosas.