Los mercados de abastos, en su condición de lugares vivos, representan espacios para el encuentro y el intercambio. La popular Recova santacrucera cuenta, al menos, con algún rincón donde todavía resulta posible apreciar guiños de buen gusto gastronómico.

Desde el pasado mes de julio, Rafael Macía ha retomado este coqueto espacio a pie de calle que puso en marcha y popularizó Toño Armas, y lo hace manteniendo con buen criterio su nombre original, El Gusto por El Vino, y también el personal, con el chef Marc Neris en los fogones, (¡qué habilidad la suya para elaborar un bocado tras otro y más aún en tan pequeño habitáculo!) y el trato siempre profesional de Juan Ramón Guadarrama en el servicio, desde la filosofía de una sabrosa carta de montaditos y platillos, junto a más de 70 referencias de vinos por copas para disfrutar de pie o bien sentados en barra o en la terraza; solos o en buena compañía; con mayor o menor apetito; para quienes siguen dieta o están liberados de las ataduras y los rigores del nutricionista; a quienes disponen de uno o dos billetes en el bolsillo; ya sean isleños, nacionales o bien extranjeros.

Ahora, con la llegada, ¡por fin!, del fresquito se brinda una carta de temporada otoño-invierno, que espera ponerse de moda y que se acomoda a la naturaleza y la idiosincrasia del lugar y sus gentes.

Así, en el apartado de montaditos y sobre la base de los clásicos solomillo de cabrales; ventresca de atún con huevas y trufatta o foie-gras a la plancha y jamón ibérico se incorporan el bacalao ahumado con almendras; pata de cochino negro con pimentón y txangurro de cebolla.

Acaso pocas personas sepan que detrás del gesto de abrir una lata de conservas está la mano de Napoleón Bonaparte, quien se empeñó en encontrar una fórmula para conservar los alimentos y de esta manera proveer a sus tropas, en la idea de elevar su ánimo de cara a la batalla y también evitar enfermedades. Lo cierto es que, hoy por hoy, España es una de las grandes potencias conserveras, tanto en calidad como en variedad, y eso lo maneja Rafael Macía a las mil maravillas, de ahí que haya decidido apostar en el capítulo de los entrantes por las anchoas dobles y los boquerones del Cantábrico, a los que suma el berberecho, mejillón gigante y la navaja con su exclusiva salsa, todos de la reconocida y exquisita firma Espinalere.

En cuanto a los platos de carta, se mantiene una combinación de canes y pescados que van desde tempura de bacalao; tataki de atún; secreto ibérico o pulpo a la plancha, además del arroz rojo de remolacha o una ensaladilla de espuma de papa negra, con elaboraciones para la nueva estación como el caso de pimiento de piquillo relleno de txangurro con su salsa; canelón de codillo de cerco y bechamel de piquillo; humus con brandada de bacalao y mojo verde, más el arroz negro con langostino y all i oli de parchita.

Y El Gusto por El Vino echa mano de la mejor y más fresca despensa, el propio mercado, para ofrecer fuera de carta unos ceviches con pescados del día marinados por el chef con jugo de parchita, o un calamar sahariano a la brasa, un bacalao confitado y el arroz de setas de temporada.

Unos guiños de buen gusto.