Profesor titular de Psicología Social y exconcejal del Ayuntamiento de La Laguna, Juan Martínez Torvisco encabeza una de las dos candidaturas que el domingo optarán a regir la Esclavitud del Cristo, en uno de los comicios más tensos que se recuerdan en la historia reciente de esta institución con tanta solera en la Ciudad de los Adelantados.

¿Cómo ha marchado el proceso electoral abierto?

Se va a celebrar la asamblea general. No se nos ha facilitado el censo apelando a la Ley de Protección de Datos, pero, de la lista de los que se presentan a la otra plancha, siete pertenecen a la anterior junta. Ellos sí tienen acceso a esa información. La respuesta tanto de la Comisión Electoral como del Obispado ha sido no dárnosla. Y estamos tocando puerta a puerta, intentando convencer a los esclavos allá donde sabemos que existe alguno.

En ese contacto con los esclavos, ¿se ha sentido apoyado?

Muchísimos quieren un cambio en la Esclavitud, porque lleva años anclada y viviendo del recuerdo. Creo que hay que prepararla para el siglo XXI.

Decía tras la oficialización de candidaturas que, precisamente, habían sido algunos miembros los que le pidieron que se presentara. ¿Cuántos: muchos, pocos...?

Vinieron unas siete u ocho personas que habían estado en otras planchas anteriores para que, de alguna manera, capitalizara todas esas inquietudes que tenía esa gente. Lo que hice fue rodearme de gente con una solvencia contrastada, como Esteban Afonso y Roberto Marrero. Son laguneros muy conocidos y que, sobre todo, defienden la Esclavitud.

¿Qué les ha dicho a esos miembros con los que se ha ido reuniendo? ¿Qué es lo que su candidatura les ofrece?

El programa que presentamos se basa en tres cuestiones. La primera es la transparencia absoluta de las cuentas y las gestiones. Si obtenemos la confianza van a saber perfectamente el dinero que entra y que sale. Lo segundo es acercar el Cristo a los esclavos y a la sociedad lagunera y canaria; debe dejar de ser una especie de reliquia que tenemos ahí los de la Junta de Gobierno y que nadie más se puede aproximar. No puede ser el Cristo de unos pocos; tiene que ser el Cristo de todo el mundo. Lo tercero es que queremos acercar la palabra de Jesús para que se conozca.

¿Qué acogida ha tenido la incorporación de la mujer que usted ha venido planteando?

Nosotros no lo llevamos en nuestro programa. Hemos dicho que facilitaremos el acceso a las mujeres que lo deseen. Es decir, que no se puede hacer de la noche a la mañana. No depende de la Junta de Gobierno, sino que esta propone. Hay que cambiar los estatutos y para eso se tiene que celebrar una asamblea general; luego, el decreto del Obispado. Lo que sí decimos es que vamos a favorecer que eso ocurra.

¿Qué tiene su equipo que la otra candidatura no?

Yo no voy a hablar de la otra plancha. Lo único que digo es que la mía viene con mucha ilusión y aporta experiencia, porque más del 50% han estado en distintas juntas de gobierno. Me permite decir que somos el equipo de la renovación. Incorporamos a tres o cuatro jóvenes.

Aparte de lo que ya ha señalado, ¿qué otros aspectos necesita mejorar la institución?

La relación que hay actualmente de los miembros con la Esclavitud. Si usted quiere ahora presentar un escrito, no puede; no hay registro de entrada... Tiene que hablar con el secretario y que le diga el momento en el que tiene que presentarlo.

Hay quienes ven en esta entidad, y en las hermandades en general, colectivos anacrónicos. ¿Cuál es su opinión?

En absoluto es así. Lo que pasa es que lo que existe ahora mismo es una crisis de valores religiosos que lleva a que la gente cada vez vaya menos a la iglesia y a las cofradías, y nosotros lo que queremos es cambiar eso. No es realizar una modificación radical, como algunos han podido pensar que vamos a hacer. Las cosas que estén bien hechas nosotros vamos a dejar que permanezcan.

¿Se le ocurre alguna fórmula para la incorporación de personas jóvenes?

Evidentemente hay que hacer una captación; en asociaciones juveniles, en la Universidad...

¿Pertenece actualmente a alguna otra cofradía?

Llevo más de 40 años en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Jerez de los Caballeros y como 20 años en la Hermandad de Penitentes, del mismo lugar. En Canarias, en La Laguna, pertenezco a la Hermandad de Caballeros de San José de Anchieta, donde llevo como unos ocho años; a la Cofradía del Cristo de las Caídas, en la que he estado otros diez, y a la Esclavitud. Experiencia cofrade no me falta. Soy un hombre de profundas creencias religiosas y, además, muy implicado en la Semana Santa. He sido, por ejemplo, pregonero de La Cuesta de Arguijón y de las fiestas de San Juan.

¿Qué futuro le ve ahora mismo a la Semana Santa?

Hay que hacer un diagnóstico profundo porque, ante la crisis que hay de esas actitudes religiosas y esas creencias, se debe sacar hacia fuera la actividad para que la gente conozca lo que es una hermandad, cómo se vive la acción caritativa en ella...

¿Usted es más de los que apuestan por el estilo de La Laguna o le parece bien la incorporación de la estética andaluza?

Pienso en el estilo mixto. Hay cosas de la estética lagunera, que es sobria como la castellana, que me parecen bien; pero yo también creo que hay que incorporar, por ejemplo, la cuestión de los cargadores.

¿Cómo ve la situación en que se encuentra la Iglesia?

La Iglesia hace una labor super-importante en la sociedad actual y me da pena que desde ciertos sectores sea cuestionada. Lo que hay que hacer es potenciarla, protegerla...