"Vamos a aprovechar para comprar el regalo de Reyes de mamá ahora porque estoy en la calle Castillo y las ofertas son estupendas". Así hablaba ayer por teléfono con su hermano Silvia, vecina de un barrio alto de la ciudad, que bajó al centro en busca de "las oportunidades" del "Black Friday". Es un ejemplo del éxito de la filosofía de una iniciativa organizada por Zona Centro con la colaboración de Gobierno de Canarias, Cabildo y Sociedad de Desarrollo, o sea, Ayuntamiento de Santa Cruz. Referencia a los Magos -menos mal- y no al importado Papá Noel. Como la propia iniciativa, que se consolida, producto de la respuesta comercial a la crisis. Y con referencia directa a la quiebra de la bolsa neoyorquina de Wall Street en 1929.

"La gente de Santa Cruz es novelera por naturaleza y responde siempre a este tipo de iniciativas. Aún no hay nada preparado, todo será esta tarde (ayer), pero las calles ya están llenas de gente". Lo aseguraba Ruth Dorta, gerente de Zona Centro, mientras se esforzaba por terminar de unificar las diez carpas de dinamización, una incluso con premio por las compras, en la calle Valentín Sanz.

Allí, frente a la plaza del Príncipe, un grupo de extranjeros, muy disciplinados, escuchaban atentos a su guía. Un poco más allá, otro grupo de "guiris" seguía la senda que abría su particular "gurú". Ellos saben bien lo que es el "Black Friday". Y en la plaza de la Candelaria, un grupo de personas de rasgos orientales con bolsas paseaban entre puestos de artesanía a punto de montarse. ¿Quiénes eran? La respuesta es una muestra más de las posibilidades de la ciudad y de una iniciativa así: filipinos, parte de la tripulación de uno de los cruceros atracados en el puerto estos días.

Castillo arriba, Castillo abajo; eje Pérez Galdós-Viera y Clavijo; El Pilar, Parque Bulevar... Cualquier calle del centro estaba a tope de gente. En los escaparates, globos negros o carteles con fondo "de luto" en los que con enormes números se anuncian descuentos: del 20, el 30, el 40, el 50 y hasta el 60 por ciento. También alguno de "se vende o se alquila", todo hay que decirlo.

Proveedores y trabajadores del transporte ya sufrían a esas horas su "viernes negro" habitual en la zona de carga y descarga.

"Un éxito", señaló Ruth Dorta, en el que incluso el ocio y la restauración hicieron descuentos. El chicharrero, por poco que le des, responde". Y tanto. Por la tarde, enormes colas en el tráfico y una ligera lluvia que rompió la dinámica del día. Fantástico, soleado, con una ligera brisa que se agradecía. Un "viernes negro" de chaquetas y jerseys en la mano.

Los grandes centros comerciales, "empetados" a todas horas. Daba igual que la oferta fuera mala, regular o buena. Consumismo puro.

Moda, artesanía, música, comercio y dos polos que se atraen: el cliente, a la espera del chollo, y el comerciante, que, aunque rebaje, acaba ganando.

Noveleros del mundo: aún pueden disfrutar hoy de la Noche en Blanco. En La Laguna.