El Gobierno de Canarias ha aprobado hoy la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Jardín Histórico, el parque García Sanabria, situado en Santa Cruz de Tenerife.

El parque García Sanabria, de 70.000 metros cuadrados, es uno de los espacios urbanos emblemáticos de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, no sólo por sus valores históricos -relacionados con los fundamentos para su construcción y por el papel desempeñado como lugar de ocio para la población-, sino también por sus valores ambientales, botánicos y artísticos, que se imbrican en un conjunto armonioso.

Su declaración BIC incorpora el establecimiento de un entorno de protección, cuyo límite se ajusta a las fachadas orientadas al parque, por la necesidad de ejercer una labor de control respecto a las obras y transformaciones que puedan sufrir dichos inmuebles y que podrían generar impactos visuales o generar afecciones de tipo estético que pueden distorsionar la imagen del parque.

La primera iniciativa para la creación de un parque municipal correspondió a Patricio Estévanez en 1881, contando con el apoyo del arquitecto Manuel de Cámara como responsable del trazado urbano del Barrio de los Hoteles en el que se insertaría el futuro recinto público. Más tarde, el doctor Diego Guigou solicitó a través de la prensa la construcción de un parque público inspirado en el Buen Retiro madrileño.

El primer proyecto fue elaborado en 1910 por el arquitecto Antonio Pintor y Ocete sobre el mismo terreno que ocupa el parque actualmente, proponiendo una entrada monumental clasicista, una "charca", así como un teatro; todo ello embebido en jardines y en una plantación de pinos.

El recinto aparecía cerrado por una verja de dos metros de altura, configurando un proyecto que nunca se llegó a ejecutar.

Este espacio verde se configura como un parque urbano de planta trapezoidal, articulado en torno a dos paseos diagonales, que convergen en un espacio central, donde se ubica el monumento a García Sanabria, obra de Marrero Regalado.

Otros paseos de menor anchura se disponen radialmente respecto a esta plazoleta central, destacando el paseo de La Rosaleda o de la Buganvilla, dotado de pérgola y ornado con esculturas que representan a las estaciones.

Existe un camino en espiral que parte del punto central y recorre los distintos ámbitos con vegetación.

Por último, existen paseos perimetrales que cierran el parque, entre los que destaca el paseo del Tamarindo o de los Filósofos, hacia la calle Numancia.