El Parlamento depara a veces algún raro momento divertido. El martes, en un ambiente enrarecido y crispado incluso en el banco del Gobierno, saltaron algunas risas cuando Román Rodríguez contó que -a pesar de dormir bien de forma natural-, la noche antes había tenido pesadillas: se había despertado a media noche pensando en Fernando Clavijo y Patricia Hernández y no había podido el pobre volver a conciliar el sueño... en fin, al menos alguien se preocupa por la pareja real de Bananaria. Es un alivio saberlo.

Mucho más circunspecto que el líder de Nueva Canarias, nuestro cruce local entre Jorge Negrete y Omar Shariff, Clavijo negó en el Parlamento de Canarias que su Gobierno viva "una situación caótica", tal y como se asegura desde la oposición y sus altavoces más beligerantes. Dijo Clavijo que lo que sucede es que donde la oposición ve caos, lo que hay es autocrítica realizada desde la transparencia, porque el Gobierno que él preside quiere hacer las cosas de manera bien distinta a como se han hecho hasta ahora. La respuesta viene a cuenta del cambio de posición del presidente en relación con el gasto en Sanidad, pero valdría para cualquier otra cosa, incluyendo la petición de que Clavijo se someta a la confianza, aviesamente planteada por Román Rodríguez.

La verdad es que el que no se consuela es porque no quiere: Román pidiendo que Clavijo se someta a la confianza, porque sabe que una censura no suma ni a la de tres, y Clavijo porque al margen de las crisis recurrentes en el pacto a cuenta de los líos municipales, las afrentas de Coalición en Tenerife o el desafuero de los concejales nacionalistas, el Gobierno ya ha tenido suficientes problemas como para que pueda hablarse solo de autocrítica. La espantada del PSOE en la última reunión del Consejo, sin ser necesariamente el final de esta administración, pone de relieve la existencia de serias diferencias en el manejo de los cuartos y en la gestión de la información. Han dicho los socialistas que se ausentaron porque el reparto de los fondos del Fdcan no estaba pactado y ni siquiera se había llevado a la reunión de los secretarios generales previa al Consejo. Es cierto. Como también lo es que no hace falta que los secretarios generales intervengan en una negociación de corte político. Y también es cierto que si el PSOE no quiso votar en el Consejo es porque si no hay acuerdo previo, en los Gobiernos de dos o más fuerzas políticas siempre se saldrá con la suya quien más votos tenga, Coalición en este caso.

Clavijo puede seguir apostando por la autocrítica, la transparencia y las flores de Bach. Pero tiene que poner de acuerdo a su Gobierno, y disciplinar a los suyos, si quiere resultar creíble. El plante del PSOE no se resuelve con más autocrítica, sino con decisiones. José Miguel Rodríguez Fraga, en sus primeras declaraciones como presidente de la Gestora regional del PSOE canario, lo ha dejado claro: esto no puede seguir si no se recupera la confianza.