Abrir un negocio siempre es una aventura que, si bien se sabe cómo empieza, difícilmente se puede adivinar cómo acaba. Es mucho el dinero que normalmente se invierte inicialmente, no existiendo una certeza del momento en el que lo recuperaremos (de hecho, ni siquiera se puede tener la certeza de que ese momento efectivamente llegará). Todo comienzo es difícil y, si no se tiene experiencia, pueden aparecer todo tipo de problemas con los que no se contaba. Existen, sin embargo, diferentes modelos de negocio con los que es posible ahorrarse ciertos riesgos y preocupaciones. Uno de los más conocidos es, sin duda, el modelo de franquicia, con el que resulta más sencillo esquivar y superar los obstáculos iniciales.

Cualquier persona observadora habrá notado el espectacular éxito de este tipo de negocios, que han proliferado de manera notable en los últimos años. El modelo de franquicia permite reducir notablemente el riesgo de inversión. Entrar en el mercado con una marca valorada y reconocida es empezar con un amplio trecho recorrido. Este tipo de sistema acelera la puesta en marcha del negocio, al ser sustancialmente más sencillo comercializar el producto o servicio desde el primer momento. De este modo, es mucho más fácil recuperar la inversión en periodos de tiempo bastante cortos si se compara con el modelo de negocio tradicional, en el que se parte de la nada.

Otra de las ventajas en las que se sustenta el negocio franquiciado es la sostenibilidad. La marca está en constante y continuo desarrollo, dividiendo el trabajo en sectores y ocupándose de labores como el marketing y publicidad.

Mientras, el franquiciado se encarga del trabajo administrativo y logístico, la marca trabaja en mejorar su imagen, explorar el mercado y buscar nuevos modelos exitosos de negocio. Gracias a este tipo de acciones, se genera un sentimiento positivo hacia las marcas. Un ejemplo de esto se puede ver buscando opiniones de Mail Boxes Etc., que sigue el modelo antes citado, con éxito desde hace más de 30 años y que goza de muy buena fama, tanto entre los franquiciados como entre sus clientes.

Cuando se dirige un negocio es habitual sentirse solo. En algunos momentos incluso puede que resulte difícil saber qué dirección seguir o cómo superar los obstáculos que aparecen en el camino. Con el modelo franquiciado siempre es posible apoyarse en la enorme experiencia de la marca, que probablemente haya tenido que hacer frente a muchos de los problemas que puedan surgirle al franquiciado. El hecho de contar con numerosos negocios en situaciones muy similares dota a la marca de una experiencia en todo tipo de conflictos y posibles contingencias. Poder disponer de este apoyo, por tanto, permite gestionar el negocio más decididamente.

La promoción y publicidad es otro de los pilares básicos del modelo franquiciado. Publicistas y expertos en marketing logran que los productos y servicios se mantengan siempre en primera línea, siendo más fácil permanecer en un buen lugar frente a la competencia. De nuevo, este trabajo se realiza desde la propia marca.

Contar con todo el apoyo y la experiencia de una marca reconocida, por tanto, es algo que sirve de gran ayuda a un emprendedor a la hora de iniciar un negocio y aumenta considerablemente las probabilidades de éxito.