Existen leyes autonómicas y nacionales, pero ser un municipio de acogida depende, sobre todo, de "la ciudad que decidamos ser". Las iniciativas, canalizadas a través de la administración, ONG o entidades privadas, llevan tras de sí una intensa concienciación social. Esa es una de las conclusiones de la jornada técnica que celebró ayer el Observatorio de la Inmigración de Tenerife (Obiten) en colaboración con la Universidad de La Laguna, y que llevó como título "Comunidad, acogida y refugio".

El ejemplo de Sabadell y el caso de Bolzano, un pueblo italiano situado en la frontera con Austria, fueron algunas de las experiencias utilizadas para plantear las actuaciones que se pueden liderar en el ámbito municipal para contribuir a que las personas que solicitan asilo ejerzan realmente ese derecho en plenitud.

Cristina Puente Malla, jefa del área de Acogida y Nueva Ciudadanía, expuso la situación de Sabadell, una ciudad con 210.000 habitantes, una población similar a Santa Cruz de Tenerife, que pertenece a la provincia de Barcelona. En esa localidad, alrededor del 10% de los ciudadanos son inmigrantes. Cataluña ha recibido a muchas personas desde el año 2000 -relató-, y hoy representan el 16% del total, pero no fue hasta 2010 cuando la Generalitat aprobó una ley de acogida que establece una serie de obligaciones mínimas que debe cumplir cualquier ayuntamiento de la comunidad autónoma. La ponente también destacó la labor política desarrollada desde el gobierno de Sabadell y la oposición, que han ejercido presión al Ejecutivo central "dentro de sus posibilidades".

Además, el consistorio ha cedido pisos a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para que sean usados por solicitantes de asilo y ha impulsado una red de cooperación en ruta con los municipios.

Por su parte, Sandro Tognolo, responsable del Servicio Casa Migrantes de Cáritas de Bolzano, que atiende a muchas personas procedentes de Nigeria o Senegal, planteó la necesidad de que el proceso de evaluación y concesión del derecho al asilo sea más rápido y más garantista.

Ambas experiencias pusieron de manifiesto la necesidad de ampliar el tiempo del que disponen estas personas para integrarse. Aprender el idioma, recibir atención psicológica y relacionarse con otras personas fueron aspectos destacados. Igualmente, se puso énfasis en el anonimato como factor de integración. No es necesario saber que en el piso de al lado vive una familia de solicitantes de asilo.

El rector, que estuvo en la inauguración de la jornada, la consideró "un ejemplo de transferencia del conocimiento de Canarias". "No hay que trabajar solo desde la perspectiva económica, sino contribuir a que estas personas sean más felices", dijo. Además, Obiten, como cada año, entregó su premio -una escultura del artista Alfonso Delgado-, en este caso a la periodista Puchi Méndez.