El sector industrial de las bebidas, el tabaco, la restauración y la distribución han criticado la subida de impuestos especiales aprobada por el Gobierno, aunque algunas de las partes han mostrado más cautela mientras no se terminen de tramitar las normativas.

La Unión de Estanqueros ha lamentado la decisión del Gobierno y ha considerado una "equivocación" esta medida, pues considera que existe riesgo de que provoque un nuevo repunte del contrabando.

En el sector bodeguero, el secretario general de la Federación Española del Vino (FEV), Pau Roca, ha criticado el trato "discriminatorio" que se da a los vinos de licor y vermut porque se verán afectados, al igual que las bebidas espirituosas o de alta graduación, por la subida de los impuestos especiales a los productos "intermedios".

Más cautela ha mostrado la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) que ha destacado que, por el momento, el nuevo impuesto sobre bebidas carbonatadas es solo un proyecto de ley aprobado por el Gobierno, que deberá negociarse en el Parlamento antes de entrar en vigor.

Sin embargo, la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE) ha rechazado de forma "frontal" la subida de los impuestos, ha exigido que tenga un carácter transitorio y ha defendido que este aumento de la presión fiscal debería estar "condicionado" a un "estudio de impacto" sobre cómo afecta en la recaudación y en el consumo.

La hostelería y la restauración, también muy pendientes de este asunto fiscal, consideran que la subida de impuestos en el alcohol y la creación de una tasa para bebidas azucaradas incrementará los costes intermedios y puede afectar a la facturación y al empleo, según el secretario general de la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR), Emilio Gallego.

Los representantes de las patronales de la distribución alimentaria han coincidido en que los problemas de obesidad no obedecen a los precios de los alimentos, sino a los hábitos alimentarios, por lo que creen que subir los precios de las bebidas azucaradas o carbonatadas no es una "buena opción".

La subida de los Impuestos Especiales -al tabaco y alcohol- figura dentro de un real decreto ley, mientras que la nueva tasa para las bebidas con azúcar está incluida en un proyecto de ley.

En el caso del tabaco, cambia la imposición especial sobre las labores para adecuar la tributación española a la recomendada por la UE; en el de los impuestos al alcohol y bebidas alcohólicas, se incrementa un 5 % la fiscalidad que grava los "consumos intermedios". mientras que el gravamen a las bebidas carbonatadas y azucaradas se concibe como un "instrumento de lucha contra la obesidad y todo lo que significan los problemas de exceso de azúcar", según el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.