Barcelona y Real Madrid intercambian los papeles de hace un año en el primer Clásico del curso, el que acoge el Camp Nou con las primeras urgencias azulgranas de la temporada, a seis puntos de distancia, conscientes de que un triunfo madridista asestaría un golpe a la Liga cuando aún no se ha llegado a mitad de campeonato.

Los seis puntos de ventaja con los que hace un año llegaba al Barcelona al Santiago Bernabéu, han cambiado a favor de un Real Madrid que visita al Camp Nou lanzado en su moral, con el deseo de aprovechar la ocasión de alejar a su gran rival y ampliar la racha sin perder con Zinedine Zidane al mando, 32 partidos invicto.

Los de Luis Enrique no tuvieron un buen mes de noviembre. El equipo estuvo espeso en muchos partidos, sin su frescura habitual para presionar tras pérdida y acechar constantemente el área rival. Perdió poder realizador y creatividad en un centro del campo donde añoró la figura de Iniesta quien, tras seis semanas de baja, podría regresar al "once".

La de Iniesta será la principal novedad de un equipo al que también podría regresar Umtiti, como pareja de Piqué en la defensa. En este caso, el damnificado sería el argentino Javier Mascherano.

El resto del equipo será el habitual, empezando por el meta Ter Stegen, quien por fin vivirá su primer Clásico. La buena noticia para Luis Enrique es que Jordi Alba, duda tras acabar con molestias el encuentro de Anoeta, se entrenó al mismo ritmo que sus compañeros y podrá estar de inicio. El entrenador solo tiene, por tanto, la baja del central Jeremy Mathieu.

Mientras, el Real Madrid huye del exceso de confianza que le permite encarar el Clásico con seis puntos de ventaja. Zidane se doctoró en el Camp Nou con el triunfo del último precedente y regresa sin sentir tener la clave que desmonte a un Barcelona que respeta al máximo. Mantendrá su valentía, sin lamentar bajas de la importancia del alemán Toni Kroos ni el galés Gareth Bale, y repitiendo el dibujo táctico del Vicente Calderón, un 4-2-3-1 con libertad en la media punta para Isco Alarcón.

Es la gran duda que no despejará Zidane hasta el final. Lo tiene decidido, pero hasta poco antes de que la pelota comience a rodar no se sabrá si apuesta por la contención con Casemiro o la fantasía con Isco. El centrocampista brasileño está para jugar.

Con sus titulares descansados por no participar en Copa del Rey, el Real Madrid llegará lanzado físicamente al Camp Nou. Con Keylor con el difícil objetivo de dejar a cero su portería tras haberlo conseguido en solo dos ocasiones este curso y una defensa con Carvajal y Marcelo en los laterales más Sergio Ramos y Varane en el centro.

Modric completaría el doble pivote, Lucas daría equilibrio con su trabajo defensivo y los goles dependerán de dos jugadores enchufados ante el Barcelona: Benzema y Cristiano Ronaldo.