Macedonia celebra el próximo domingo las terceras elecciones generales anticipadas del año, una cita que los partidos esperan sirva para poner fin a dos años de crisis política desatada por el escándalo de escuchas a miles de personas, incluidos políticos y periodistas.

Se trata del tercer intento en este año de celebrar elecciones después de que los dos primeros, en abril y junio, fallasen tras el boicot anunciado por el principal partido de la oposición, la Unión Socialdemócrata de Macedonia (SDSM).

La SDSM, liderada por Zoran Zaev, se negó a participar en los comicios con el argumento de que había irregularidades en las listas electorales y no estaba garantizada la libertad de medios.

Finalmente, tras despejarse estos problemas, los partidos representados en el Parlamento lograron ponerse de acuerdo y la cámara legislativa fue disuelta en octubre.

Si la SDSM no logra ganar estas elecciones -como prevén los analistas políticos- le resultará muy difícil en los próximos años lanzar una nueva campaña política contra los conservadores.

Las últimas encuestas, dos semanas antes de la votación, muestran a la conservadora Organización Revolucionaria Interna de Macedonia-Partido Democrático de Unidad Nacional (VMRO-DPMNE) del ex primer ministro Nikola Gruevski con un respaldo electoral del 26 %, nueve puntos porcentuales por delante de los socialdemócratas de la SDSM, que cuentan con una intención de voto del 17 %.

La VMRO-DPMNE gobierna desde el año 2006 y desde entonces ha ganado todas las elecciones generales, presidenciales y locales.

Durante la campaña VMRO-DPMNE prometió dar un nuevo impulso al proceso de integración en la UE y la OTAN, decenas de miles de nuevos puestos de trabajo; inversiones extranjeras, así como construir nuevas carreteras, ferrocarriles e infraestructuras para el gas natural.

Los socialdemócratas se centraron en atacar a los conservadores por la campaña de escuchas ilegales y acusaron a las políticas de Gruevski se haber incrementado la pobreza y la emigración de jóvenes de Macedonia.

Al mismo tiempo, la SDSM prometió más empleo y menos impuestos.

La SDSM espera que la población acabe dando la espalda a Gruevski tras el escándalo de las escuchas telefónicas que sacaron a la luz los socialdemócratas el año pasado y que llevaron a Gruevski a presentar su dimisión en enero de este año.

El escándalo se remonta a 2015, cuando la oposición divulgó una campaña de interceptaciones telefónicas a decenas de miles de personas, entre ellas políticos, periodistas, jueces y religiosos de las que responsabilizó al entorno del primer ministro, Nikola Gruevski.

Gruevski afirmó que se trataba de material falsificado y culpó a servicios de inteligencia extranjeros de haber orquestado una campaña para derrocar a su Gobierno.

La opinión pública sigue dividida a la hora de analizar los motivos que condujeron a la crisis política.

Mirka Velinovska, una de los principales analistas políticas del país, apoya la tesis de un complot occidental liderado por EEUU.

En su opinión, el objetivo era detener algunos proyectos chinos y rusos en el sureste de Europa que deben cruzar por Macedonia, centro geográfico de la región de los Balcanes.

Una de las razones, afirmó Velinovska a Efe, es el proyecto de infraestructura "Nueva Ruta de la Seda", que conecta Asia y Europa y en el que participa Macedonia.

La segunda razón son los proyectos de gasoductos rusos South Stream y Turkish Stream, que no cuentan con el apoyo de gobiernos y empresas occidentales, frente a los que Gruevski, en cambio, sí mostró interés.

Otros analistas, en cambio, tan solo ven la lucha política doméstica detrás del escándalo.

Zharko Trajanoski, activista de una ONG de defensa de derechos humanos sostiene que la VMRO-DPMNE pinchó los teléfonos de decenas de miles de ciudadanos, incluidos ellos mismos, por meros intereses políticas internos.