Sin promesas, solo con hechos. La Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC) ganó las elecciones para renovar el Claustro de la Universidad de La Laguna (ULL), celebradas el 1 de diciembre, sin un programa electoral al uso. En vez de prometer lo imposible hicieron balance de lo que han conseguido en estos años: el cambio del sistema de permanencia, que se ha flexibilizado, o la modificación del reglamento de evaluación, que atribuyen a su tesón. Además, su trabajo sindical consiste, en gran medida, en "asesorar y acompañar" a los compañeros.

Carlos García, el número 1 de la lista que presentó AMEC, explica que la seña de identidad del grupo es el trabajo realizado durante estos años y la experiencia adquirida. "Sabemos que la Universidad se nos cae encima, pero ¿para qué vamos a prometer mejoras en las infraestructuras? Es algo que no depende de nosotros. Lo mismo pasa con el precio de los créditos, nosotros no prometemos bajar las tasas".

AMEC, que lleva diez años "haciendo sindicalismo de izquierdas", se define como "una organización estudiantil horizontal, asamblearia, crítica, reivindicativa y participativa". Cree que desde que llegó el nuevo rector, Antonio Martinón, hace año y medio, han cambiado el talante y las formas, pero poco más. "Prometió poner puertas de cristal, pero no ha pasado: la Universidad sigue siendo igual de opaca", lamenta Carlos.

Él y algunos de sus compañeros con los que se reunió este periódico -Yeray Ortiz, Gabriel Morales, Selma Cedrés y Estefanía Rodríguez- creen que estos años de crisis han sido muy duros para los estudiantes. Muchos han tenido que dejar la carrera e irse a estudiar un ciclo superior de Formación Profesional. "Lo hemos visto hasta dentro de AMEC", lamentan.

Cambiar el sistema de permanencia - "el vicerrector de Alumnado nos confirmó que era uno de los tres más restrictivos de todo el país"- ha servido para que muchos chicos no se vean obligados a abandonar sus estudios. Las exigencias académicas se han rebajado y "han evitado que 4.000 alumnos se vayan a la calle".

El acceso a la universidad en igualdad de condiciones es una de los asuntos que más preocupa a esta asamblea estudiantil. "No queremos una universidad mercantilista". Sin embargo, además de los grandes "ideales" que persiguen, en AMEC subrayan que su responsabilidad es asesorar a los alumnos, "dar la cara". "Muchos vienen con dudas por un cambio de turno o porque las guías docentes no se están cumpliendo", cita Carlos a modo de ejemplo.

Los estudiantes creen que algunos de los problemas con los que se encuentran sus compañeros hoy tienen que ver con que "todos los cargos intermedios siguen siendo los mismos que antes de las últimas elecciones a rector", explica Ortiz.

Además, con respecto a los profesores, AMEC considera que los problemas más graves están relacionados con el autoritarismo que algunos docentes intentan imponer y con "el corporativismo": "se tapan entre ellos".

El mayor reto, sin embargo, tiene que ver con la modificación de los estatutos de la Universidad, que distintos rectores han intentado emprender sin éxito. AMEC insiste en que está de acuerdo con reformar la norma, pero "no a costa de perder derechos". La última vez que se intentó "se propuso quitar dos convocatorias de examen". Para evitarlo, AMEC explica que ha firmado un acuerdo con el resto de grupos estudiantiles para oponerse cuando llegue el momento.

AMEC consiguió 27 claustrales de los 75 que se elegían para representar al alumnado. En total se eligió a 250 miembros de los tres sectores que conforman la comunidad universitaria (alumnado, personal y administración y servicios y profesorado). El alumnado supone el 30% del Claustro, un porcentaje que, a su juicio, es demasiado pequeño para la comunidad más amplia en la universidad. Así y todo, son conscientes de que uno de los objetivos debe ser conseguir que los estudiantes se impliquen más. Solo el 14,8% de los alumnos votaron en estas elecciones; es decir, de un total de 19.188 censados participaron 2.831, según datos de la institución.