Desde el otro lado del teléfono llega un rumor a sana algarabía, un ruido chispeante. De fondo suena de repente un "¡Hola!", una voz que palpita con un tono hasta de cierta excitación.

Antonia del Carmen Acosta León, más conocida como Toni Acosta (Santa Cruz de Tenerife, 1972), regresa a su "casa" para debutar como artista. De "La Bombonera", del coqueto recinto capitalino, mantiene vívido el recuerdo de haber asistido junto a su hermana a "paraíso, al gallinero", a la representación de la obra "Doña Rosita la soltera", de Federico García Lorca, interpretada por Silvia Marsó, y también a una actuación del bailarín Joaquín Cortés. (Lanza un suspiro hondo).

Ahora es ella quien se sube a las tablas, la que asume el protagonismo, la que convoca las miradas y la atención. "Va ser emocionante salir a escena y decirle al público. ¡Miren todo lo que he aprendido".

Y Toni Acosta se refiere a "La estupidez", una pieza original del dramaturgo argentino Rafael Spregel Burd y que bajo la dirección de Fernando Soto se representa hoy en una única función, a partir de las 20:30 horas, en el teatro Guimerá, como "un ejercicio de auténtico virtuosismo", por lo que representa para el conjunto de actores y actrices de "notable esfuerzo y de constante transformación", tanto física como mental. En su caso da vida a Emma Toogood, Laetitia, Jane y Berta.

"El humor para mí representa una filosofía de vida. Creo que estamos viviendo unos tiempos donde la sonrisa resulta cada vez más necesaria y diría que reírse debería estar hasta casi obligado", subraya la tinerfeña, sin que esta afirmación excluya, por supuesto, los necesarios espacios de reflexión.

A propósito, entiende que lo de convertirse en una "persona popular, eso de ir envuelto en un aura o halo de famoso", considera que no es algo malo en sí mismo; otra cosa bien distinta es el uso que se haga de esta condición, es decir, la sobreexposición.

Y es que el manejo de las nuevas tecnologías ha ido deformando la percepción y hasta el propio término. "Lo popular te eleva a la categoría de diferente. En esto considero que las nuevas generaciones deberían ser un poco más cuidadosas".

Por eso sostiene que cualquier proyecto, ya sea en la esfera personal o profesional, en definitiva, vital "se debe ir trabajando sin prisas". Y en este universo intervienen las bajas pasiones, los pecados capitales como la avaricia o la codicia y la necesidad de equivocarse, de caer y levantarse.

Lo cierto es que "la madurez" le sienta bien, a pesar de "los años y el estrés", dice. A propósito, recuerda a uno de los primeros directores de castings, quien le dijo: "Las canarias os vais afinando con el tiempo". Ella tira de una sabia sentencia de Lola Flores: "El brillo de la mirada no se opera".

Sus modelos, sus referentes en el oficio, los tiene meridianamente claros y presentes: Nuria Espert, Lola Herrera y Concha Velasco, tres auténticas damas de la escena.

No duda en asegurar que, pese a ese carácter multidisciplinar que la envuelve, las tablas es el escenario que ha concebido como acompañante en el tiempo. "El teatro es el mejor lugar para hacerme mayor con dignidad", por la verdad que encierra, más allá del cine o de la televisión.

Y cuando no frasea, ni imposta, Toni Acosta se muestra como "una persona muy normal, una madre a la que le encanta estar el mayor tiempo posible con sus hijos; una apasionada de la lectura y una impenitente escritora...". Desde aquí, una gaviota en Madrid.