Hace tres décadas y media decidió sentarse en una butaca y mirar al público a través del micrófono que usaba para propagar un universo que está repleto de identidad, humor, singularidades... Un mundo que Manolo Vieira volverá a exponer hoy y mañana en el teatro Guimerá de la capital tinerfeña. Cuatro raciones de "Un, dos tres... probando 3.0" -programadas para las 20:00 y 22:30 horas- es lo que oferta el humorista grancanario en su regreso a la Isla. "No es que me quiera comparar con Billy Cristal, entre otras cosas porque él lo hizo después que yo, pero salir a un escenario y empezar a contar cosas que te han ocurrido y que forman parte del día a día de las personas que vienen a verte a un auditorio, sala o teatro gusta", avanza un creador que promete alguna que otra sorpresa de tipo musical y tecnológico. "No me gusta destripar lo que voy a hacer", apostilla.

Manolo Vieira no halla una única explicación para justificar el interés que sigue generando su propuesta artística. "Hay ilusión, trabajo y, sobre todo, mucha verdad", enumera cuando trata de descubrir las claves de una fidelización que ahora se toma con algo más de tranquilidad. "Los relatos han ganado pausa y eso lo nota el público. Claro que hay una adaptación a los tiempos modernos. Más que nada al lenguaje que propician las nuevas tecnologías y las redes sociales, pero eso no significa que tenga que modificar mi conducta... Mi discurso no ha cambiado. Ha evolucionado, por supuesto, pero continúa siendo igual de respetuoso que el primer día". Hace 30 años Vieira puso en marcha la aventura peninsular. "El concepto de universalidad que buscaban nuestros escritores y pintores se ha visto modificado por la cercanía que hoy ofrece internet: un trabajo que haces en las Islas lo pueden ver casi instantáneamente en Colombia o en Japón", avanza un cuentista que sigue dándole vueltas a una pregunta que ya le hacían en los ochenta. "¿Pero a ti te entienden?", repite sin reprimirse a poner como ejemplos a Eugenio o Los Morancos. "Creo que ese tipo de cuestiones nos siguen pasando factura indirectamente... Hay un complejo heredado que los canarios no hemos sabido superar del todo. Afortunadamente, hoy somos algo más lanzados pero ese legado aún nos ata a un pasado que ya es historia".

"No me siento diferente a nadie, pero sí tengo algo que contar que es distinto a lo que puede decir otro humorista", reivindica un Manolo Vieira que apela a la vieja escuela que nació en los espacios como el Guimerá. "Me parecen lugares llenos de historia y mucho más acogedores que otros espacios más modernos. Yo he actuado en auditorios, pero las sensaciones que te ofrecen las 600 o 700 personas que acuden al Guimerá, el Pérez Galdós o el Leal son distintas", concluye.

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